Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent
Área Vocacional: Religiosos
EN LA VIDA
RELIGIOSA: Llamados
a dar un testimonio radical del amor de Dios, a través de los votos, imitando el estilo de vida de Jesús que vivió
con un corazón pobre, célibe por el Reino de los cielos, y obediente hasta el extremo a la
voluntad de Dios Padre. Para:
-
Dar testimonio de los valores evangélicos.
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Colaborar en la misión salvadora de la Iglesia.
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Vivir al servicio de los demás.
En
nuestra comunidad parroquial viven dos congregaciones de religiosas: las
Dominicas contemplativas, las Trinitarias. Vamos a conocerlas mejor:
“Sobre las murallas de Jerusalén he apostado
centinelas,
ni en todo el día, ni en toda la noche, estarán callados.
Los que hacéis que Yahvéh recuerde,
no guardéis silencio no le dejéis descansar.” (Is 6,2,6-7)
Así definen nuestras constituciones nuestra misión en la
Iglesia:
“ Llamadas por Dios a
ejemplo de María, permanezca sentadas a los pies de Jesús y escuchen sus
palabras. (cf. Lc 10,39)
Uniformes en la norma de
vida puramente contemplativa, guardando la clausura y el silencio, fervientes
en el estudio de la Verdad, escrutando con corazón ardiente las Escrituras,
instando en la oración ejercitando con alegría la penitencia,...con el gozo de
la concordia fraterna, buscan con libertad de espíritu al que ahora las hace
vivir unánimes en una misma casa,...” ( Const. Fundamental V)
Nuestra vida esencialmente orante, tiene dos misiones:
El apostolado: orar,
interceder, clamar a Dios por los hombres y mujeres del mundo.
Contemplar: clavar en Dios
la mirada, estar pendientes de Él, tratar de vivir el “cara a cara”: mirarle,
admirarle, alabarle, adorarle.
Poder disfrutar del amor de
Dios que lleva a esa confianza, intimidad y audacia para exigirle, para
regatearle el precio del perdón y la misericordia.
Vivir de la Palabra de Dios.
La vida de comunidad que nos
ayuda a vivir la entrega total a Dios.
La fe que hace amar a Dios y
a los hombres, “a fondo perdido”.
La monotonía de nuestra
vida.
En un mundo materialista y
efectivo sentir que no se entiende, a veces ni desde algunos cristianos,
nuestra labor.
El no ver, ni percibir el
fruto de la oración y entrega. El recibir muy pocas veces la gratitud de
quienes han pedido encarecidamente nuestra oración.
Son una familia de vida
activa, cuyo carisma es la Gloria y Alabanza a Dios Trinidad y la libertad de
los hombres.
Fue fundada en Valencia en
el año 1885 por: Rosa Cuñat, Tomasa Balbastro, Salvadora Cuñat, Ana María
Gimeno, y Rosa Campos, orientadas por el presbítero Juan de la Concepción Calvo.
S. Pio X le concedió la
aprobación pontificia el 17 de Agosto de 1909. Las fundadoras asumieron el
carisma de la Orden de la Sta. Trinidad y Redención de cautivos, fundada por S,
Juan de Mata.
El
carisma de la orden de la Sta. Trinidad consiste en una experiencia de amor
trinitario, que se traduce en una actitud dinámica de servicio, se refleja en
las obras de amor redentor y se expresa esencialmente, por:
Una experiencia vivencial
del misterio de amor de Dios Trinidad
que se aplica a través de la caridad hacia los pobres.
Redención de cautivos que
sufren por Cristo con peligro de perder la fe.
Vida religiosa comunitaria
que refleja el amor Trinitario.
·
La Catequesis y la Evangelización.
·
La educación cristiana de la niñez y la juventud
·
EL cuidado de los enfermos.
·
La protección de la niñez abandonada y/o maltratada física, moral o
emocional y psicológicamente.
·
Centros de prevención y rehabilitación de niños y jóvenes
drogodependientes.
En fidelidad
al carisma de las fundadoras, responden a la necesidad de los hombres según el
signo de los tiempos.
Actualmente el
carisma lo viven desde los colegios, centros de acogida para adultos y
albergues infantiles para niños/as abandonados/as y/o maltratados, comedores
para deambulantes y colaborando en la Evangelización y catequesis parroquial..
Descubrir que nuestro
carisma es actual aquí y ahora ya que desafortunadamente en la actualidad hay muchas
esclavitudes: los hombre y las mujeres de nuestro tiempo sufren discriminación,
pobreza, carencias afectivas, desplazamientos, increencia o confusión
religiosa, pérdida de fe.
El Colegio, los centros de
acogida y ayuda, son lugares donde podemos vivir el carisma redentor liberador,
con alumnos, profesores y familias.
Los niños y los jóvenes
pueden recibir una educación integral, más allá de los puros conocimientos.
Podemos manifestar el amor
de Dios y que su nombre sea glorificado en el acoger y servir a los niños y
jóvenes víctimas del maltrato y abandono, a los pobres, enfermos y
despreciados.
La apatía en algunos alumnos
para entusiasmarse por su formación integral.
Vivir en una sociedad donde
lo que importa es el hacer, el competir, el conseguirlo todo de forma fácil y
no valorar el ser lo que somos Imagen de Dios.
El desanimarnos cuando no
vemos resultados,, por no vivir convencidas de que lo nuestro es sembrar.
Temores que nos impiden
vivir la libertad y expresarlo en algunos grupos y lugares.
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