Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Área Vocacional: Laicos

 

CRISTIANOS LAICOS

La mayoría de los cristianos laicos, viven como discípulos de Jesús en la familia, en el trabajo, en la comunidad local, en la comunidad parroquial,... Su vocación es impregnar estas realidades con el Espíritu de Jesús, colaborar con todos los hombres en la construcción de un mundo mejor.

 

EN EL MATRIMONIO: Intima comunidad de vida y amor, cuya vocación es:

-         Ser signo del amor de Dios en la familia y en la sociedad.

-         Trasmitir la vida y educar a los hijos, dar testimonio de su servicio y solidaridad.

-         Colaborar en la instauración del Reino de Dios aquí y ahora.

 

En nuestra comunidad parroquial somos muchos, los matrimonios que vivimos nuestra vocación desde la realidad de pareja y de  familia. 

A través del sacramento del matrimonio recibimos la gracia, que nos ayudará a amar, servir y entregarnos como Cristo a su Iglesia, esto que es el sentido de nuestra vida, nuestra vocación,  no siempre es fácil, y a lo largo del camino que es el matrimonio, nos encontramos tanto con luces, como con sombras; algunas de éstas son:

 

LUCES

 

El contar con un persona, que como tú quiere vivir la vocación a la santidad, con la que poder compartir, las dificultades, el cansancio, las dudas,.....

 

Los hijos que son puestos en nuestras manos, para que les ayudemos a crecer como personas libres, responsables, solidarias,...... Y que van descubriendo la fe y su vocación, con la ayuda de los padres.

 

El caso de muchos cónyuges que viven su vocación , sin ser compartida, ni comprendida por su pareja, pero dando tal testimonio de amor y de libertad, que hace que el otro se cuestione, se pregunte, y descubra  poco a poco esa fe que tenía abandonada.

 

Compartir con otras parejas nuestra fe en el ámbito de una pequeña comunidad, que es el equipo de matrimonios.

 

SOMBRAS

 

               El tipo de vida que llevamos: acelerado, competitivo, que nos agota y nos hace acomodarnos , aburguesarnos, en todos los ámbitos sin descubrir la vocación a la que somos llamados.

 

               La cantidad de conflictos y rupturas familiares, fruto de una mal entendida libertad, de un concepto de compromiso y entrega equivocados, de un escaso diálogo, de la falta de tiempo para cultivar y cuidar la pareja.

 

               Preocupados muchas veces más por el tener, para poder “dar” a nuestros hijos, todo lo que “podamos”, olvidamos o malgastamos el tiempo que necesitamos para ayudarle a “ser” personas libres, responsables de su vida, su mundo, su sociedad, cristianos comprometidos.

 

               El ir a contracorriente, en la educación de nuestros hijos, y tener que competir con el modelo de vida que presenta la sociedad, los propios amigos o compañeros de clase, la televisión.

 

               La dificultad de vivir la vocación bautismal en aquellos casos en que uno de los dos cónyuges no comparte el mismo nivel de fe.

 

               La dificultad para “encontrar tiempo”, y rezar la Palabra de Dios, escuchar su voluntad,  tanto individualmente, en pareja, como en familia.

 

               El abandono de la práctica religiosa, del compromiso pastoral e incluso la fe, por parte de los hijos.

 

 

EN LA CONSAGRACIÓN SEGLAR: Cristianos que viven el amor de Dios a los demás  en medio del mundo, desde la disponibilidad, entrega y generosidad, con la misión de:

-         mostrar el rostro de Dios en el corazón de la sociedad.

-         vivir la experiencia de la fe.

-         dar testimonio de fraternidad, paz y justicia.

-         contribuir a mejorar el mundo.

 

 Nuestra vocación nace del Bautismo;  por él nos sentimos llamados a vivir el amor  que nos  tiene Dios y a trasmitirlo a los demás. En la Confirmación la asumimos responsable y plenamente consagrándonos como testigos de aquello que hemos madurado y personalizado. En la Eucaristía encontramos el alimento que la robustece día a día. Algunos seglares solteros-as, que consagran su vida  al servicio de la comunidad, viven su compromiso bautismal  en la cotidianeidad de su vida de una forma intensa y radical, con una espiritualidad propia y aunque muchas veces desconocida muy rica.

 

LUCES

 

               Descubrir el bautismo como consagración total, de la cual nace una espiritualidad propia capaz de dar sentido a la vida.

               La total disponibilidad para consagrase al servicio de la comunidad parroquial.

 

               Poder estar en medio del mundo, con una mayor posibilidad de vivir fuera de sus esquemas, haciendo una opción radical para su transformación.

 

SOMBRAS

 

               No vivir el celibato como una vocación ni por parte de los llamados ni por parte de la comunidad, tendiendo a olvidarse  los sacerdotes en sus homilías, y los obispos en sus documentos, de la espiritualidad  del célibe.

 

               El no poder compartir los problemas, las “noches oscuras”, las épocas más difíciles, con esa otra persona ni con la comunidad religiosa, que te puede ayudar a salir de  la crisis.

 

               Muchas veces las espiritualidad del cristiano no casado, es menos reconocida  y tiene más dificultades de encajar en la  parroquia, especialmente el paso del movimiento de jóvenes al área de adultos.

 

 

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