Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Area de Jóvenes: Jóvenes 2002-03, Lectio Divina

 

La Lectio Divina, es una lectura-escucha-orante de la Palabra de Dios que se concreta en un ejercicio ordenado y metódico. Tal vez esto de método, organización, ordenado... nos suene mal, estamos demasiado acostumbrados a una oración “anárquica”, espontanea, expresión de nuestro “estar”.... pero seguro que si escarbamos un poco, descubriremos que nuestra oración no es lo que debería, que nos cuesta, que nos es dificil, que muchas veces no nos llena, que necesitamos “unas herramientas” que nos ayuden a encontrarnos con aquel que nos ama.

 

Os invitamos a dejaros guiar por La Lectio Divina, que tanto bien han hecho a tantos y tantos cristianos a lo largo de la historia de la iglesia, como todo método al principio conviene seguirlo al pie de la letra (recordar cuando aprendimos a conducir) después con la práctica se van automatizando los ejercicios y disposiciones que tanto costaban al principio.

 

1- Stacio /  Preparación  / La Palabra esperada

           

Querer después de un día pesado, de muchos problemas, de dificultades... comenzar a rezar sin más, es casi una  inconsciencia. Como para todo, la preparación previa a la acción es tan o más importante que la propia acción. Por o tanto Es necesario pararse para liberar la mente y el corazón, de todo lo que distrae o molesta, para ocuparse en la “escucha” de la Palabra. Sosegar la casa, hacer silencio exterior e interior y desde nuestra necesidad, pedir luz para ver bien lo que nos trae la Palabra y fuerza para lanzarse a lo  que vemos.

Para esto hemos de:

1-      Buscar el momento adecuado para la oración, como hacemos cuando hemos de llevar a cabo algo importante, o conversar seriamente con alguien... no vale cualquier momento.

2-      Buscar un lugar adecuado que me ayude a no distraerme, a que no tenga interrupciones continuamente, a que centre mi atención...

3-      Poner un tiempo, no caer en la tentación de “lo que me apetezca”, “hasta que aguante, “mientras no me aburra”...

4-      Dedicar tiempo a calmar mi corazón a tranquilizarme a entrar en disposición, a abrir el oído y el corazón.

 

Lectio / Lectura/ La Palabra escuchada

           

Para esto hemos de aprender a leer bien la Palabra de Dios, superando la actitud del turista que pasa superficialmente por los sitios “ya lo he visto”, impresionando los lugares en su cámara de fotos y no en su corazón.

            La Palabra de Dios es “Palabra” por lo que no hemos de tener miedo en utilizar sobre ella todo los recursos que utilizamos en cualquier otro texto cuando hacemos comentarios de textos.

1-      Hacemos una lectura reposada, sin prisas. Nos paramos en cada rincón, observamos los detalles , la leemos varias veces, nos familiarizamos con ella.

2-      Buscamos captar el sentido de toda la lectura en referencia a su contexto, para esto hay que leer los comentarios que la Biblia lleva al pie de página, los textos paralelos, la introducción al libro del que hemos sacado este texto, informarnos sobre el autor, contexto histórico, forma literaria... a más sepamos, más descubriremos, y más disfrutaremos... hasta podemos “perder” el tiempo con algún libro de literatura que nos ayude a analizar sintácticamente, literariamente o hasta gramaticalmente el texto.

3-      Algunas preguntas elementales del textos deberían ser: ¿qué dice el texto?, ¿quiénes son los protagonistas?, ¿a quién habla?, ¿qué cosas me parecen fundamentales?...

 

 

Meditatio / Meditación   / La Palabra comprendida

 

            A la lectura atenta sigue la meditación reposada, aquello que ha sucedido históricamente debe actualizarse en nosotros, hemos de comprender la Palabra de Dios como palabra de Dios para mi hoy... “guardar toda las cosas en el corazón”:

1-      Recojo las palabras que más me han llamado la atención: ¿qué significan para mi? ¿Por qué me importan?

2-      Interiorizo o rumio estas palabras, haciendo que de la mente pasen al corazón y tomen morada en él; ¿qué siento yo?, ¿cómo me siento yo?

3-      Veo mi vida y la vida, mi historia y la historia  a la luz de esa Palabra ¿qué me sugiere?, ¿qué me pide? Qué me exige?

           

 

Oratio / Oración / Mi palabra responde a la Palabra

            De la meditación brota la oración, como respuesta al Señor que ha hablado, la Palabra enciende nuestras palabras, es como una espada que provoca reacciones: es una luz que ilumina mi pecado y me llama a la petición de perdón, es una propuesta que me desconcierta y me llama a la súplica, es un gozo que me invade y me invita a la alabanza... la Palabra leída y meditada, nunca deja indiferente porque me enseña a leer mi historia en clave de historia de Salvación...

            La oración no es funcional, comercial, utilitaria... no sirve para... tiene sentido en sí mismo, es amistad gratuita.

1-      Con sencillez desde tu forma de ser y expresar deja que la Palabra brote, que la respuesta se de. “ Señor, ante la tu palabra yo...”

 

 

Contemplatio / Contemplación / La Palabra Encarnada (Epifanía)

 

Estamos en la cima de la montaña, en el punto más alto o en lo más profundo y hondo de la existencia... la oración da paso (cuando se da la gracia) al sentirnos mirados con ternura, aceptados totalmente, inundados de paz, en silencio uno se descubre amado, y eso basta..

            Ya no hay palabras, el contemplativo, descubre el misterio de Dios que le inunda de alegría , y cae de rodillas.

            Es la experiencia de los discípulos de emaús:  “¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?”      

 

Discretio / Discernimiento / La Palabra confrontada

 

            Desde lo vivido, toca discernir, concretar la voluntad de Dios. Cada ser humano es un ser único, irrepetible, original. Y vive su vida desde coordenadas muy distintas, por lo que la respuesta no es automática, mecánica, global... es personal y madura.

            Discernir, es interpretar la palabra de dios en la situación concreta en que uno se encuentra, es descubrir lo que Jesús ha querido decirme para el aquí y ahora de mi vida. Este paso o escalón se va dando a lo largo de todo el proceso de la Lectio, no se puede separar como un tiempo distinto, pero sí es importante tener un momento para recapitular todo lo que he ido concretando:

1-      ¿Qué es lo que el Espíritu a través de la Palabra, pide hoy de mí, me pide o me exige, en la situación concreta e histórica que vivo?

2-      ¿Qué medios he de poner para llevar a la práctica lo orado?

 

 

Collatio/ Intercomunicación    / La Palabra compartida

 

A la hora de responder a la Palabra de Dios, se que no estoy solo, la presencia d ela comunidad al poner en común, en el canto, la oración, los gestos, aclamaciones, la celebración... me ayuda a compartir. Objetivizar y contrastar aquelloq ue he vivido,  es importante que no se de disquisiciones, dialecticas, disertaciones teológicas, es un intercambio de vida

1-      ¿Cómo y con quién comparto mi oración?

2-      ¿Cómo lograr que los otros, me ayuden a discernir y poner en práctica lo orado?

3-      Busco lugares de encuentro, de abrir mi oración, aveces o más íntimo con mi comunidad.

 

 

Actio / Respuesta   / La Palabra en acción

           

Llegamos a la necesidad de encarnar La Lectio Divina en la vida cotidiana. Desde lo alto de la montaña se nos envía al valle de la vida, a la plaza del pueblo, al taller, al trabajo... es muy difícil pasar de la contemplación a la acción.

            La Palabra de Dios a medida que habita en nosotros, nos habilita para ser nosotros mismos palabra-signo-expresión del amor y de la comunicación de Dios. Más aún la concreción en los hermanos, nos autentificará el encuentro con Dios. La oración, por muy alta y contemplativa que sea, si no tiene proyección fraterna, es una oración falsa, sino aterriza en las realidades de la vida, es una evasión.

El itinerario de la Lectio Divina sólo puede darse por concluido cuando la contemplación lleva su fruto a la acción, por que es la Palabra la que nos empuja a dar una respuesta clara en cada acontecimiento ya evangelizar, brindando a los otros el mismo tesoro que hemos descubierto.

1-      ¿Cómo se va a concretar lo que he vivido en mi oración?

2-      ¿Qué medios tengo que poner?

3-      ¿Cómo lo voy a revisar?

 

 

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