Parroquia Asunción
de Nuestra Señora de Torrent
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Área de Matrimonio y Familia: Novios, Reuniones Bloque III
QUE ES UN PROYECTO DE PAREJA
Proyecto es la intención
de hacer algo o el plan que se idea para poderlo realizar.
Tener
un proyecto supone reconocer que para tener una idea clara de lo que se quiere
hacer, es necesario detenerse a pensarlo, saber identificar lo que se quiere, los
fines que se persiguen, detectar capacidades y limitaciones y tener una visión
clara de la realidad y de las posibilidades con que contamos. Todo esto que es
fundamental para iniciar un proyecto, es algo poco habitual que necesita de
nuestra reflexión. Así que, antes de lanzarnos atropelladamente a hacer mil
cosas, detengámonos, sentémonos y pensemos.
Hay
que tener en cuenta que no todos los proyectos son iguales, podríamos decir que
hay proyectos a corto, medio y largo plazo. Entre estos últimos es donde se
sitúa un proyecto personal de vida o un proyecto de pareja. Son para toda la
vida, no podrán ser cosas muy concretas porque la vida es insólita y muy larga,
nos sorprende con lo inesperado en cualquier momento, en cualquier lugar. Sin
embargo, sí podemos mantener una línea coherente, definir unos criterios
propios que, por muy abiertos y flexibles que sean, nos permitan reconocernos a
lo largo del tiempo y mantener la vigencia del proyecto.
Cuando
decidimos formar una pareja, se abre una dimensión más al proyecto personal; ya
no solo tengo “mi vida”, nos comprometemos a vivirla juntos. Ahora construimos
“nuestra vida”, y comenzamos a buscar entre los dos las respuestas a algunas
preguntas: ¿Qué queremos conseguir juntos? ¿Qué sentimientos y acciones nos son
comunes? ¿Cuáles no?. En el fondo estamos haciéndonos conscientes de nuestro
querer, nuestras necesidades, nuestras ilusiones, nuestra vocación. Con el
proyecto intentamos establecer los hitos que vayan marcando el hilo conductor
de nuestra pareja, los valores en los que creemos, las actitudes que vemos
necesarias para desarrollarlos...
No
es una norma impuesta: nos hemos sentado, hemos reflexionado, lo hemos
discutido, nos hemos hecho las preguntas esenciales, hemos hallado nuestras
respuestas, lo hemos llevado a la oración, e incluso hemos hecho una “jornada
de reflexión”. Finalmente nos hemos dado lo mejor que teníamos: nuestra ilusión
y nuestra decisión de hacerlo realidad. Es la vocación de nuestras vidas.
No
sabemos qué nos sucederá a lo largo de la vida, pero en nuestro proyecto,
siempre encontraremos una guía, un punto firme que nos ayudará a orientarnos en
cada situación.
El
simple hecho de hacernos conscientes de lo que somos, de lo que queremos, nos
ayuda a ofrecernos a los demás. Nuestro amor que quiere crecer, nuestro hogar,
nuestro tiempo, adquieren un sentido, son un todo y no solo una suma casual de
cosas aisladas.
Nuestro
amor necesita entrega, tiempo, dedicación y cuidados. Todo lo que merece la
pena requiere un cierto esfuerzo.
Construir un proyecto no es un trabajo de un solo día, hay que vivirlo,
enriquecerlo, actualizarlo continuamente. Entonces es cuando sabemos cómo hacer
que la ilusión se haga realidad. Nosotros somos el proyecto, lo hemos decidido.
¿ Cómo tiene que ser el proyecto de pareja?
1.
Debe ser
de los dos, común a ti y a mí y, como
tú y yo, distinto de los demás.
2.
Si reconocemos que la vida sólo se vive en
plenitud desde la verdad, nuestro proyecto de pareja estará construido desde
nuestra verdad, la de cada uno, la de los dos. Algo para toda la vida solo vale
la pena si es de verdad.
3.
Es una
brújula, no un oráculo. No podemos olvidar que el proyecto no puede prever
todas y cada una de las cosas que nos pueden suceder en un futuro.
4.
Es una herramienta
de vida, para dar vida a nuestra pareja, no para atarla y llenarla de
“obligaciones”. Que sea flexible y abierto a la vida, a los cambios.
5.
Nos tiene que dar libertad. El proyecto se
basa en la libertad de lo establecido desde el encuentro en la verdad, desde lo
esencial y profundo, desde la ilusión más fuerte, desde el amor.
6.
Recoge todo aquello que nos hace vivir, lo
que nos da seguridad. Se convierte en algo activo y presente, recoge las
apuestas que hemos hecho para toda la vida.
7.
Necesita ser
duradero, capaz de ir envejeciendo con nosotros, de ir madurando poco a
poco, de ayudar a que el paso del tiempo signifique que lo que tuvimos claro
entonces sea hoy una realidad que ofrecer.
8.
Y, por supuesto, tenemos que conseguir que
nuestro proyecto sea ilusionante, atractivo, irresistible, que nos “enganche”,
que nos divierta, que ponga en juego toda nuestra imaginación y toda la
creatividad que seamos capaces de producir.
El
proyecto es nuestro amor puesto a trabajar. Es una herramienta para poder vivir
nuestro amor de verdad. Tiene que ser nuestra ilusión, igual que tú eres mi
ilusión y yo soy la tuya: al fin y al cabo el proyecto somos nosotros.
Necesidad de un proyecto de pareja
Tal
vez nos preguntemos la necesidad tener un proyecto, ¿para qué “someter” nuestro
amor a normas y reglamentos? ¿Acaso no es suficiente querernos? ¿Por qué no
dejamos que nuestro amor se desarrolle espontáneamente?
Todas
éstas, son preguntas lógicas ante algo nuevo que nos puede parecer hasta un
invento artificial, incluso un intento de controlar. Sin embargo, hay muchas
razones que nos pueden explicar esa necesidad, unas provienen de la esencia
misma del amor y otras las encontramos en la realidad social y cultural en la
que nos toca ser pareja, en el mundo en que vivimos.
En
primer lugar, tenemos que partir reconociendo que el amor es un trabajo. Se nos da como un regalo, pero el simple
hecho de recibirlo no nos garantiza su éxito, conseguirlo nos exige esfuerzo,
dedicación y tiempo. Podemos convertirlo en un trabajo apasionante y
gratificante.
El
amor también es una decisión. Tras el
enamoramiento nos encontramos en situaciones ante las que tenemos que decidir,
y decidimos que este amor que
tenemos merece la pena. El amor necesita que nos decidamos por él, sin esa decisión
el amor se acaba.
El
amor pide eternidad. Siempre puede
mejorar y parece que nunca culmina. El amor necesita tiempo, es una criatura
que crece despacio. Seamos pacientes, tenemos toda la vida para nosotros y eso
es una gran suerte.
El
amor sólo crece en la verdad, no
resiste la mentira ni el engaño. El proyecto lo construiremos desde esa verdad
profunda que nos hace ser pareja.
El
amor necesita confiar, saberse
seguro. En el proyecto nuestro amor se fortalece en la confianza. Cuando yo
creo en el amor, cuando creo en ti, creo en lo que eres y en lo que vas a ser;
apuesto por el amor porque creo en ti, confío en ti.
El
amor necesita ofrenda, si no, no es
amor. En el proyecto, nuestro amor se hace ofrenda, para nosotros y para los
demás, porque el amor no es una posesión; es un tesoro que sólo aumenta
dándose.
En
el proyecto podemos acoger el amor de
Dios. En la acogida del don de Dios nuestro proyecto se abre al proyecto de
Dios sobre nosotros, sobre nuestra pareja. Nuestro proyecto se convierte en una
búsqueda y seguimiento de la voluntad de Dios, que, al igual que el amor,
también necesita tiempo y trabajo.
Después
de ver las razones que vienen dadas por la propia esencia del amor, veamos los
motivos que encontramos en la sociedad, en el mundo que nos rodea y en el
momento que nos toca vivir.
La
imagen que nos muestra la sociedad sobre el amor, la pareja o el matrimonio, es
la de que el amor dura lo que dure, pero es algo que se acaba tal y como llega.
En él no caben “normas”, ni planificaciones; debe ser espontáneo, libre y
natural. Que una pareja funcione es cuestión de suerte...y además, cuando te
casas ¡se acabó lo bueno!.
Todos
estos mensajes crean una inercia social y una opinión general que nos hace
creer que realmente esto es así. Pero ¿qué pasa si no estamos de acuerdo con
esto? Si resulta que para nosotros el amor que vivimos es un trabajo que nos
apasiona, que necesita ser duradero, que no es cuestión de suerte, que es algo
que nos queremos ofrecer y ofrecer a los demás...
Fuera
de nosotros es difícil encontrar una referencia que nos apoye, al contrario,
esa inercia de fuera es una presión más. Nos hace sentir como “bichos raros”.
El
proyecto es nuestra realidad y nuestra referencia. Elaborarlo nos hará ser
conscientes de nuestra situación, de lo que nos rodea.
En
fin que nadie ha dicho que esta tarea sea fácil, pero nadie podrá decir que no
vale la pena. ¿Qué os parece? ¿Lo intentamos?
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