Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Área de Matrimonio y Familia: Novios,   Reuniones Bloque III

 

PROYECTO DE PAREJA

 

        LA   RELACION  CON  DIOS

 

          Es quizá la dimensión más profunda que todo ser humano tiene inserta en su corazón; tan profunda que a veces no es fácil encontrar la forma de hacer al otro partícipe de ella. Cada uno llegamos al matrimonio con una historia personal muy distinta en este campo, marcada por lo que ha sido nuestra distinta vivencia de fe: la educación recibida en casa o en el colegio, nuestra propia experiencia de oración han ido formando en cada uno de nosotros nuestra propia imagen personal de Dios y definiendo el lugar que El ocupa en la búsqueda de sentido de nuestra vida.

          Al formar una pareja, nuestro planteamiento personal da un salto cualitativo: mi vida ya no es sólo mía; ahora encuentro junto a ti su sentido, o mejor dicho, lo buscamos juntos. Por eso ya no sólo es importante mi respuesta, sino también la tuya. No podemos dejar este tema al margen de la relación: al fin y al cabo, estamos construyendo un “nosotros” desde el que vivir, al que limitan los compartimentos cerrados personales. Nuestra vivencia religiosa ya no es sólo personal: también hay una parte “a dos”, porque al igual que en otras muchas dimensiones, mi vida ya no es sólo mía, somos dos los que estamos en ello.

          La pareja es un camino privilegiado de encuentro y aprendizaje del ser de Dios. Al fin y al cabo, es una escuela de amor, y toda forma de amor es, de algún modo, reflejo suyo.

          Es una nueva dimensión que se nos brinda gratuitamente. Dios se nos hace presente en el próximo y no hay teología más hermosa y más certera que ésta para acercarnos sencillamente al corazón de Dios.

          A la hora de abordar el planteamiento de esta dimensión, sugerimos una serie de preguntas que pueden ayudar a diseñar el proyecto de pareja en relación con Dios.

          ¿Qué lugar va a tener Dios en nuestra vida personal?

          ¿Y en nuestra vida de pareja?

          El lugar puede significar tanto como qué importancia vamos a darle, qué presencia suya vamos a crear entre nosotros, si le vamos a dedicar tiempos específicos (por la mañana, al acostarnos, al bendecir la mesa cada día...) e incluso si tendremos un lugar físico especial, “su lugar”, sitio de oración y de silencio.

          ¿De qué forma vamos a hacerle presente en nuestras tomas de decisiones?

          ¿Cómo vamos a intentar discernir cuál es el querer de Dios sobre cada uno de nosotros? ¿Y sobre nuestra familia?

          ¿Cómo vamos a adecuar nuestra vida a El?

          Pasando a aspectos más concretos, podemos intentar dar una respuesta a cada una de las dimensiones que la vivencia religiosa plantea en nosotros:

          ¿Vamos a tener juntos ratos de oración conyugal? ¿Cómo vamos a hacerlo?

          La oración conyugal es algo que puede resultar difícil al comienzo pero que es un camino apasionante de descubrimiento del otro y de Dios: desde dedicar un rato a estar simplemente juntos, en silencio, en la presencia de Dios, o repetir oraciones ya hechas, hasta la oración espontánea en voz alta, juntos, sintiéndose en la unión del amor mutuo y el amor de Dios.

          Nos abrimos así a la oración en común, al principio en pareja, y poco a poco en familia, haciendo partícipes a todos de nuestra vivencia, de la presencia de un Dios que no es sólo alguien lejano y ritual, o un conjunto de normas y regulaciones.

          ¿De qué forma vamos a participar en los actos comunes religiosos?

          ¿Cómo podemos transmitir nuestra vivencia a los que nos rodean?

          ¿Cómo podemos vivir las fiestas religiosas con verdadero sentido, recuperar la dimensión de celebrar juntos nuestra fe?

          ¿Nos planteamos vivir nuestra fe en comunidad? ¿Qué sentido tiene esto para nosotros? ¿Hay algún grupo en el que queramos integrarnos?

          ¿Qué sentido tiene para nosotros ser un Sacramento? ¿Qué nos exige? ¿Qué nos aporta? ¿A qué nos compromete?

         

          Estas son algunas sugerencias que ayudaran a definir el proyecto. Su contenido, la respuesta que cada pareja les dé, irá configurando su estilo de vida, propio. Es lo que queremos: es nuestro proyecto.

 

PARA LA REFLEXION Y EL DIALOGO

 

          ¿Sabríamos definir el querer de Dios sobre la pareja? ¿Y sobre nuestra pareja?

          Hemos planteado nuestro proyecto contando con la presencia de Dios en él, ¿es la búsqueda de su voluntad criterio fundamental y orientación a seguir?

 

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