Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Capítulo IV: El Templo Parroquial. Aspectos Histórico - Artísticos.

III- LA REFORMA BARROCA

3.4. Capilla de la comunión

La reforma tridentina manifestó la exaltación del sacramento de la eucaristía en contraposición a la negación del mismo por los protestantes. En este ambiente surgieron edificaciones dedicadas a dar culto y exaltar este sacramento, como el Colegio de Corpus Christi de Valencia, mandado a construir por el arzobispo Juan de Ribera, y las capillas de la comunión en todos los templos parroquiales de la diócesis.

La capilla de la comunión se levanta a los pies de la nave, y su construcción parece ser que se concluyó en el año 1712. Disponía de acceso desde el exterior del templo, y desde el interior por una pequeña puerta de reducidas dimensiones, que fue ampliada en la reconstrucción del templo de 1939 en consonancia con los arcos que se abren en las capillas laterales de la nave principal. La puerta que daba acceso al exterior fue tapiada a los pocos años de su construcción, "dando mayor seguridad y hermosura a la indicada capilla".

Morfológicamente presenta las características de este tipo de edificios: cuatro arcosolios, y en su crucero se levanta una cúpula de media naranja apoyada sobre pechinas. Tras el altar hallamos una pequeña sacristía, que puede apreciarse más facilmente desde el exterior ya que su cubierta presenta una altura inferior a la del resto del conjunto.

Desde el exterior, la cúpula se asienta sobre un tambor octogonal, abriéndose una ventana en cada lado. Aparece cubierta con tejas árabes vidriadas de color azul, y sus gallones quedan definidos por una línea de tejas blancas. Presenta un remate a modo de falsa linterna. Por el interior la bóveda aparece gallonada en ocho secciones por bandas de decoración vegetal. En la intersección aparece una clave pinjante, bajo la cual se representa una paloma con las alas extendidas que simboliza el Espíritu Santo. Las ventanas se abren sobre la misma cúpula, formando lunetos. Estos se encuentran rodeados por decoración floral, que culmina con una concha venera.

Los paramentos interiores aparecen compartimentados por columnas salomónicas que sostienen un entablamento. Sobre ellas aparece un cubo que sirve de base a los arcos de medio punto. En el intradós de la bóveda aparecen unos medallones adornados con rocalla. El intradós de los arcos se decora con una alternancia de rectángulos y cuadrados, y en los cuadrados hay unas rosetas rodeadas de hojas. La capilla tiene dos puntos de luz desde el exterior. El vano que se encuentra frente al retablo de la capilla aparece decorado con dos columnas salomónicas exentas apoyadas sobre unas ménsulas que sostienen un friso partido, en cuyo centro se sitúa un ángel. En el vano aparece una vidriera con un cáliz y la sagrada forma. El otro vano aparece orlado a base de rocalla, y su vidriera presenta la imagen de una custodia. Sobre el parmento anexo a la nave del templo aparecía una ventana cegada con los mismos rasgos decorativos, de la cual tan solo ha quedado la parte superior. Todo este programa decorativo nos hace pensar en la intervención del arquitecto Pérez Castiel.

Esta capilla presenta un rico programa iconográfico basado en la eucaristía. Entre las pilastras del crucero aparecen adosadas las figuras de los cuatro doctores de la Iglesia. Estas fueron mutiladas y perdieron algunos de sus atributos iconográficos durante la guerra civil, y fueron reconstruidas posteriormente con un tratamiento bastante uniforme. Todos ellos como doctores llevan un libro. San Ambrosio debería llevar como atributo personal el látigo. San Agustín posiblemente mostraría un corazón flameante en las manos. San Gregorio no viste capa y podría hallarse acompañado de varios atributos como el báculo, el bordón con doble o triple cruz, o una paloma como símbolo del Espíritu Santo. San Jerónimo tiene barba larga como muestra de su vida eremítica y aparece representado con un león en los pies. Las pechinas de la cúpula contienen alegorías de la eucaristía: las espigas de trigo, un racimo de uva, el pelícano rodeado de sus crías, y el Ave Fénix.

El retablo de esta capilla, de madera dorada, es atribuido a Andrés Robles, y fue concluido el 17 de diciembre de 1728, con una gran ceremonia que nos describe con todo detalle el Llibre de títols de la parroquia:

"Al altre dia, dia de Nostra Senyora de la Esperanza, es possarem moltes llums, ya de vesprada, y el Doctor Joseph Alanues Retor, ab assistència del clero y gobern, beneí el retaule et imagens, ab bols de campanes i molt concurs".

Este libro indica que el retablo se sufragó con limosnas de todos los estamentos sociales torrentinos. Su arquitectura ya nos muestra un barroco menos decorativo que el del retablo mayor, reflejo de una concepción matemática y clasicista relacionada con los círculos artísticos del padre Tosca.

El primer cuerpo del retablo aparece en forma de podio. Hasta la altura del altar es de mármol, al igual que la mesa. Sobre esta aparecen pintadas las figuras de los doce apostoles, de las cuales tan solo se conservan seis, y son atribuidas a Zariñena: san Pedro, san Pablo, san Felipe, santo Tomás, y san Judas Tadeo. El resto posiblemente se quitaron para ampliar el sagrario, y desaparecieron. En el sagrario aparece la figura de Cristo y el cordero, representación iconográfica del Buen Pastor.

El cuerpo principal del retablo se articula por cuatro columnas de fuste estriado con grutescos, con sus correspondientes retopilastras, y rematadas con capiteles corintios. Las dos columnas centrales sostienen un frontón partido, en cuyo centro se inscribe una cartela. En este marco se inscribe la hornacina con la imagen de san José, que habitualmente estaba cubierta por un lienzo con la misma representación, que se solía bajar para descubrir la talla en ocasión de grandes solemnidades. En la actualidad este lienzo se conserva en el museo parroquial. Entre los dos pares de columnas aparecen dos tallas de bulto redondo: a la izquierda santo Domingo de Guzmán y en la derecha falta la imagen que desapareció en 1936.

El remate del retablo se articula sirviéndose de la misma sintaxis arquitectónica que veíamos en el cuerpo principal: un par de columnas que sostienen un friso, interrumpido por una cartela con la representación escultórica de Dios Padre portando en su mano la bola del mundo. Este conjunto enmarca un lienzo con la imagen de Nuestra Señora de los Desamparados. A los lados de este cuerpo aparecen exentas las imágenes de san Enrique, con la naveta de la Iglesia, y de san Buenaventura.

Otro retablo es el dedicado a la Virgen del Carmen. Es de madera dorada. Sobre la mesa del altar aparece un friso a modo de podio sobre el que se levantan dos columnas de fuste estriado con grutescos, y con capiteles compuestos, a cuya parte externa del retablo aparecen dos pilastras con la misma composición que las columnas. Las pilastras aparecen coronadas con florones. Toda la ornacina esta enmarcada con una orla decorada con rocalla. La hornacina contiene una imagen de la Virgen del Carmen sobre un trono de nubes y ángeles. A sus pies aparecen unas figuras entre llamas aclamándose a la Virgen para que las saque del purgatorio.

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