Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Capítulo III: Una Comunidad Comprometida con la Sociedad (Siglos XIX-XX)
 

VII- EL CEMENTERIO

Durante el período medieval y barroco existía lo que se ha venido en llamar una parroquia de los muertos, junto a la de los vivos que quedaba configurada en torno al templo parroquial. Incluso algunos cadáveres de clérigos continuaban enterrándose dentro de las iglesias. Esta situación comenzó a despertar preocupación generalizada hacia mediados del siglo XVIII por los consiguientes problemas sanitarios que podía entrañar esta convivencia entre vivos y muertos. En este sentido, la Real Cédula de 3 de abril de 1787-Ley I, Título III de la Novísima Recopilación, disponía la obligación de construir los cementerios a determinada distancia de los núcleos habitados, y la prohibición de enterrar en las iglesias salvo excepciones muy señaladas. Este mismo texto legal indica que la construcción de los nuevos cementerios recaería sobre los párrocos, satisfaciendo los gastos ocasionados con fondos procedentes de las fábricas de las iglesias y del erario público.

En cumplimiento de esta orden se construyó el nuevo cementerio en su emplazamiento actual, siendo bendecido por el rector Miró el 12 de julio de 1807. Este tenía una superficie muy reducida teniendo en cuenta las necesidades del momento, y desde el principio se presentaron algunas dificultades como el suelo pedregoso que impedia cabar con facilidad las fosas. Por tanto hemos de suponer que no existirían nichos, ya que los enterramientos más antiguos de esta forma datan de mediados del siglo XIX.

A partir de ese instante el cementerio ha ido sufriendo posteriores ensanches y reformas con el paso de los años. Teniendo en cuenta las dificultades planteadas, siendo rector don José Aicart, en el año 1854 propuso el ensanche del cementerio ante el ayuntamiento, con el fin de cumplir las prescripciones que había hecho el gobernador civil en su visita de 1851. Estas obras se llevaron a cabo de mediados de septiembre a primeros de octubre. El coste de estas obras ascendió a 5.478 reales, que al no tener el ayuntamiento esta cantidad presupuestada, se acordó en la sesión del 12 de diciembre de 1854 repartir el pago de esta cantidad entre los vecinos de la villa.

Dos años más tarde, esto es, en 1856, se construyó el oratorio que había en el cementerio, y que fue derribado en las reformas de 1988, sin llegar a concluirse tal y como indica don Isidro Miquel, ya que se bendijo en la tardía fecha del 8 de noviembre de 1888, con la asistencia de todo el clero. Al día siguiente se celebró un aniversario por las almas de todos los difuntos enterrados en el cementerio. También en el año 1856 comenzaron a construirse los primeros nichos del cementerio con cargo a la fábrica de la parroquia, que se encontraban en la pared del fondo a ambos lados de la capilla y sería derribados a consecuencia de los posteriores ensanches. A partir de entonces se construirían también los nichos laterales, ya que las sepulturas más antiguas practicadas en ellos databan de la década de los cincuenta del siglo XIX.

En la sesión municipal del 5 de octubre de 1857 se dio cuenta de una comunicación del rector de Torrent manifestando la necesidad de construir en el cementerio un osario y una sala de anatomía. Acordaron solicitar el presupuesto al albañil Vicente Medina, para ser incluido en el capítulo de gastos del año siguiente. Las actas no aportan niguna noticia referente a esta obra. Tenemos referencias de que ambas dependencias se hallaban en construcción en el año 1907. El día 8 de enero el ayuntamiento comunicó al rector la paralización de las obras por carecer de proyectos. En su contestación, el párroco comunicaba su intención de cambiar el destino de las obras para un cobertizo ante la ausencia de un lugar protegido en caso de lluvias, dejando para más adelante la construcción de la sala de autopsias.

El 14 de diciembre del año 1901 se compró un campo de 3.840 metros, propiedad de Esperanza Ros Ortí, por el precio de 2.310 pesetas para ensanchar el cementerio "... cuyo ensanche se efectuará prolongando sus dos paredes rectas y paralelas hasta llegar al mismo linde del mediodía, dando de este modo mayor cabida a dicho lugar sagrado destinado al servicio e inhumación de los cadáveres de esta feligresía, que tanto respeto se les debe por caridad cristiana".

Un año más tarde, esto es, el 13 de junio de 1902 se compró otra parcela de tierra de 4.155 metros propiedad de Estanislao Martínez Ros por el precio de 2.700 pesetas para ensanchar el camposanto. Inmediatamente se procedió a incluir estos terrenos dentro del perímetro del cementerio, según se desprende de un documento dirigido al gobernador eclesiástico de la diócesis en el año 1906:

"Fue ensanchado hace cuatro o cinco años, y en el ensanche, que es de ... hanegadas y media, aún no ha sido enterrado ningún cadáver ni se ha abierto sepultura alguna por no haber llegado aún la necesidad".

Al final del perímetro resultante por la compra de estos terrenos se contruyó el actual panteón para sacerdotes. Este sería concluido hacia finales de 1918, año que figura en su fachada, y el primer sacerdote ahí enterrado fue don José Rubio Medina, capellán encargado de la ermita de san Luis, que falleció el 14 de octubre de ese mismo año. Según figura en el libro de actas de la parroquia "Se le dio sepultura el día 16 en el nuevo panteón en la 4ª fila de la derecha, nº ..., aún sin terminar". En este panteón se han venido enterrado los sacerdotes que han pasado por la parroquia de la Asunción y por las nuevas parroquias creadas con posterioridad en Torrent, así como también los sacerdotes hijos de Torrent. También en el año 1939, al habilitarse la cripta del clero como sepultura de los caidos durante la guerra, los restos de los párrocos ahí enterrados, así como los que se encontraban en las distintas capillas, fueron inhumados en este panteón.

En vísperas de la guerra civil el ayuntamiento republicano se incautó de los cementerios parroquiales de Torrent y de la parroquia de San Vicente Ferrer del Pla de Quart. Finalizada la guerra, el 11 de abril de 1939, la corporación municipal retornó a la parroquia sus derechos sobre el camposanto.

El 28 de agosto de 1973 don José González Frasquet, en nombre de la parroquia de la Asunción, compraba ante el notario don Enrique Farfán Caire un campo de 1.300 metros cuadrados a José Gozalvo Ros por el precio que figura en la escritura de 10.000 pesetas para proceder a una nueva ampliación del cementerio.

 

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