Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

Inicio

Indice

 

 

Capítulo II: La Configuración de una Cristiandad Barroca (Siglos XVII-XIX)

III- INSTITUCIONES PARROQUIALES ADMINISTRADAS POR LAICOS

3.4- Administraciones

La importancia otorgada al culto durante este período llevó a la institución de algunas administraciones que producían unas rentas para celebrar misas u otros actos litúrgicos. Muchas de ellas eran fundadas por particulares en su testamento con la finalidad de asegurar durante cierto tiempo la celebración de un determinado número de misas u otros actos cultuales. Estas administraciones se dotaban de un capital, mobiliario o inmobiliario, cuyas rentas eran satisfechas anualmente por el administrador en favor del clero para la celebración de los actos dispuestos en la voluntad de su fundador. En la tasación de los derechos de la visita pastoral de 1724 aparecen relacionadas las que existían en ese momento, que eran la de Gabriel Aguilar, de mosén Antonio Llázer, de Martín de Monreal, de Josep Company, de Josep Ferrer de Sebastián, de mosén Vicent Calaforra, de Isabel Juana de la Lanza y de Salelles, de Francisca Llázer y Villarroya, y de Paula Andreu. Además habían otras administraciones con fines caritativos como la de Jaime García, para pobres vergonzantes, y la de Pedro Andreu, también para pobres.

3.4.1- Administración de las Almas

La mayoría de las parroquias de la diócesis tenían instituida una administración de las Almas, de cuyo producto se celebraban misas en sufragio de las almas de purgatorio. Para la recolección y administración de sus fondos, hacia finales del siglo XVIII el ayuntamiento elegía un animero cada año por los últimos días del mes de diciembre. En el año 1781 era animero Joseph Planells de Joseph, labrador de Torrent, quien fue confirmado en su cargo todos los años sucesivamente hasta finales del siglo XVIII, cuando las actas municipales dejan de consignar esta elección. Esta administración tenía varias fuentes de ingresos. En la colecta del año 1854 se refieren tres cepillos, uno ubicado en el templo parroquial, y los otros dos en diferentes lugares del término municipal: el cepillo del barranco y el cepillo del camino de Picaña. Además se recogían las habituales limosnas del trigo, de la seda, del vino, de las algarrobas, y del maiz. Por estos y otros conceptos se recaudaron 2.254 reales y 16 maravedís, de los que se gastaron 813 reales y 18 maravedís por 22 doblas de renovación por las almas, 27 reales para el ermitaño de san Luis en concepto de cuarta, y 341 r. 14 ms. para el animero Bautista Ballester por su salario.

Pero la fuente de ingresos característica de esta administración en las parroquias de la diócesis valentina era un impuesto sobre el juego de pelota, bastante habitual en las calles de Torrent ya en el siglo XVI, como lo demuestra la existencia de una calle llamada lo triquet que coincide con la actual calle del Hospital.

Por este juego hacia el año 1770 se recaudaban unas diez libras, que ingresaban en esta administración. Hacia 1775 se comentaba que si se sacaba el juego de pelota de las calles y se construía un trinquete por particulares, el clero cesaría de participar en las limosnas del cepillo de las almas. Una vez obtenidas las correspondientes licencias, el clero de Torrent construyó el trinquete con los fondos del cabo sueldo de la parroquia "y en la condición de que su producto serviría para pagar a dicho clero lo que tenía gastado, deducidos los gastos legítimos y diez libras anuales para unirlas a la celebración del cepillo de almas, a fin de que estas no tuviessen perjuisio alguno. Y en haviendo recobrado el clero lo gastado en dicha obra, se huviesse de invertir todo su producto en celebración por las benditas almas del purgatorio en aniversarios, doblas, o missas resadas a voluntad del clero".

Por tanto, una vez construido el trinquete, cesó el juego de la pelota en las calles, y el clero continuó con el ingreso de diez libras anuales en el cepillo de las almas.

La construcción del trinquete se ajustó con el Maestro Manuel García, vecino de Torrent, por 550 Libras, ascendiendo el total de los gastos para su apertura a 679 libras, 5 sueldos y 9 dineros.

Este se inaguró el día 22 de agosto de 1775, colocando para cuidado del mismo a Salvador Calabuig. El 21 de septiembre de 1775 se instrumentó ante José Sanz, notario de Torrent, el arrendamiento de dicho trinquete por el tiempo de un año. Tenemos noticias de posteriores arrendamientos efectuados en abril de 1800 a Pedro Esteve "por el precio de 51 libras con los mismos capítulos del año pasado" y por el tiempo de un año. El 27 de abril de 1803 se presenta ante el capítulo del clero una propuesta de Joseph Calabuig de pagar 61 libras anuales por el arrendamiento para cuatro años aportando la correspondiente fianza, por lo que suplica que se saque a pública subasta partiendo de esa postura, y se le otorgue si no existe otra mejor. Y el clero así lo creyó conveniente. Pero probablemente no se llevaría a la práctica dicha oferta, pues en el capítulo celebrado el 1 de octubre de 1806 se presentó la copia de la escritura de arrendamiento del trinquete. En abril de 1809 se da cuenta de haber recobrado lo que se había invertido en su construcción, por lo que en cumplimiento de los propósitos iniciales acordaron "... que por haora y hasta que el clero determine otra cosa sirva el producto del trinquete para missas resadas por las benditas Almas del Purgatorio..." La mala situación económica motivada por la Guerra de la Independencia se puede apreciar en un memorial presentado ante el clero en mayo de 1809 por Vicente López, arrendatario del trinquete, donde pide que en atención a que el arrendatario que estuvo en el periodo de la anterior guerra sólo pagaba 20 libras, se le condonen cincuenta de las setenta que debía haber pagado el pasado año, y se le rescinda el contrato que tenía firmado para cuatro años "... en consideración de que no se ha jugado casi nada por las calamidades presentes, y ausencia de los jovenes en el servicio del rey". El clero deliberó que continuara con el contrato hasta cumplirse el tiempo estipulado, y que pagara cuarenta libras, eximiéndole en el pago de las treinta restantes.

En en mes de mayo de 1830 el maestro Francisco Medina efectúa unas reparaciones en el trinquete, costando 434 reales de vellón y 20 maravedíes. De nuevo en 1832 tenemos noticias de un nuevo arrendamiento a favor de Vicente Garrigues pagando por un año la cantidad de 38 libras, actuando como fiador Manuel Rivera "... para que en caso de no verificar el pago de las 38 L.s. referidas, el clero pueda citar ante el tribunal ordinario o judicial de Su Magestad y pagar las costas que se ocacionaren en sus reveldias...". Este tipo de actuaciones sin duda alguna son demostrativas de las dificultades que tenía el clero por aquellos años en recaudar sus rentas.

 

Inicio

Indice