Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Capítulo II: La Configuración de una Cristiandad Barroca (Siglos XVII-XIX)

III- INSTITUCIONES PARROQUIALES ADMINISTRADAS POR LAICOS

3.2- La fábrica

Nos encontramos ante otra institución parroquial regida por laicos, destinada a la conservación material del templo. De su administración se encargan cuatro personas denominadas regidores o fabriqueros, que se cambian cada año. Por encima de ellos estaba el colector de los derechos de fábrica, cuyas funciones duraban por tiempo indefinido hasta producirse la renuncia de los mismos.

El colector de los derechos de fábrica es designado por el cabildo del ayuntamiento una vez producida la renuncia del que desempeñaba este cargo. Entre sus obligaciones estaban las de dar cuenta de la colecta al ayuntamiento, siempre que por este fuera requerido, así como pagar las deudas que contra su administración resultaren. El oficio de colector le daba derecho a cobrar todos los ingresos y deudas mantenidas con esta administración, así como a exigir cuentas a los fabriqueros. Además en el desempeño de sus funciones tenía plenos poderes para acudir los tribunales, ejecutar deudas, y enajenar bienes. El cargo de colector estaba remunerado. En el año 1781 fue nombrado Joseph Llázer, maestro carpintero, como colector de los derechos de fábrica, asignándole por sus funciones "...el salario acostumbrado de seis libras". No tenemos claros cuales serían los cometidos precisos de los cuatro fabriqueros o regidores, aunque se ha de suponer que servirían de administradores de lo recaudado en la fábrica.

En la parroquia existían unos libros de fábrica con las mismas características y finalidades que los de la obrería, todavía presentes hacia mediados del siglo XVIII, pero que no han llegado hasta nosotros, por lo que desconocemos el detalle de la procedencia de los ingresos y de la distribución de los gastos. Durante el siglo XVI y XVII buena parte de sus ingresos irían destinados a las obras llevadas a cabo en la construcción del nuevo templo, para lo cual, como ocurre en el caso de otras localidades, se precisaría de otras aportaciones extraordinarias para incrementar sus ingresos. Pero una vez concluida la última gran obra que fue la capilla de la comunión, sus funciones estaban centradas básicamente administrar y recaudar unos ingresos que se destinaban a la conservación del mismo. Según sabemos, el dinero recaudado en esta administración se gastaba en "...[..] ornamentos, reparos de Yglesia, campanas, reloj, esteras, vidrieras, y demas manutensiones de dicha Yglesia para su mayor decencia, a excepción de la cera".

Desde finales del siglo XVII la renta de la fábrica proviene del 15 por ciento del importe de los bienes de almas y obras pías que dejen los testadores, o de las almas de los intestados. Dadas las características de esta fuente de ingresos, hemos de suponer el carácter irregular de los mismos.

Al carecer de libros de fábrica tan sólo disponemos de un balance global para los años 1764-1768. Observamos la gran variación del volumen de ingresos de unos años respecto a otros, así como de los gastos, que sin duda siempre van condicionados por la existencia de superavits de los años anteriores.

 

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