Durante el período barroco todas las parroquias tenían una serie de instituciones administradas exclusivamente por los laicos, como la obrería y la fábrica, las cofradías, y unas administraciones particulares de carácter testamentario con fines cultuales o piadosos.

Tanto la obrería como la fábrica son instituciones laicas destinadas a asegurar respectivamente la celebración de determinados actos del culto y el mantenimiento material del templo, así como a recaudar y administrar los fondos necesarios para su funcionamiento. Joaquim Puigvert, basándose en las tesis aportadas por Inmaculada Puig, Carla Russo y Giusepe Nicola Viceconte, afirma que los orígenes de estas instituciones hay que remontarlos a la Edad Media. Su aparición habría que encontrarla en la iniciativa popular, más que en una decisión del clero. Entre los motivos que llevarían a constituir estas asociaciones estarían la preocupación de los fieles de asegurar la buena gestión de las rentas y bienes de las mismas, y evitar los expolios y especulaciones a que se veían sometidas por parte del clero, hecho bastante habitual en un período caracterizado por la corrupción. En este sentido, "en la mesura que la comunitat s'hagués de responsabilitzar d'altres mitjans d'obtenir ingressos per mantenir el temple i el culte, es devia anar institucionalitzant el control laic de l'administració parroquial amb la creació de les obreries". Como nos indica la documentación consultada, a su mantenimiento no se han aportado fondos procedentes de los diezmos ni de la primicia.

Posteriormente, el concilio de Trento no va a cuestionar estas instituciones, aunque si las va a obligar a que rindan cuentas anualmete al ordinario diocesano quien, mediante este control, había de procurar que sus rentas se invirtieran en usos necesarios y útiles para la Iglesia.

Además de estas intituciones que abarcan a toda la parroquia en general, existían otras parciales como las cofradías, administraciones, dedicadas no solo al culto, sinó a otros fines religiosos y sociales. En ellas participaban exclusivamente los laicos y eran regentadas y administradas por los mismos