Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Charlas 2002-03: La Biblia: Tema VI: San Pablo, Oración

 

“El canon del Nuevo Testamento, además de los cuatro Evangelios, comprende las cartas de Pablo y otros escritos apostólicos inspirados por el Espíritu Santo. Estos libros, según el sabio plan de Dios, confirman la realidad de Cristo, van explicando su doctrina auténtica, proclaman la fuerza salvadora de la obra divina de Cristo, cuentan los comienzos y la difusión maravillosa de la iglesia, predicen su consumación gloriosa.

            El Señor Jesús asistió a sus Apóstoles, como lo había prometido, y les envió el Espíritu Santo, que los fuera introduciendo en la plenitud de la verdad”

 

                                   (Concilio Vaticano II. Const. Dogmática Dei Verbum, núm. 20)

 

Oramos

 

Monitor.- Pablo es uno de los grandes en la historia del cristianismo, y su figura además es de las que presenta aspectos realmente atractivos. De perseguidor de cristianos, pasó a ser el apóstol de los gentiles, uno de los más dinámicos discípulos, en el que la gracia del Espíritu se desbordó para llevar el Evangelio de Cristo a muchos centros del mundo civilizado de entonces.

            La influencia de la predicación de Pablo en el origen de la Iglesia es determinante, sus escritos configuran un cuerpo amplio, denso y fecundo en el Nuevo Testamento, sus enseñanzas doctrinales y morales configuraron e influyeron en gran medida la vida de las primitivas comunidades, de las que las cartas que encontramos en la Biblia son buena muestra de ello.

            En la lectura que vamos a proclamar e este tema, vamos presentar una pequeña muestra de la labor apostólica de Pablo, y como en sus viajes fue creando comunidades allí donde se acogía el evangelio de Cristo que él anunciaba.

 

 

 

Lector.- LECTURA DE LA PRIMERA CARTA A LOS TESALONICENSES 

 1 Tes 1, 1-10

 

            “Pablo, Silvano y Timoteo, a los que en Tesalónica forman la Iglesia de Dios Padre y del señor Jesús Mesías: Os deseamos gracia y paz.

            Continuamente damos gracias a Dios por todos vosotros al encomendaros en nuestras oraciones, recordando sin cesar ante Dios nuestro Padre la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el tesón de vuestra esperanza en nuestro Señor, Jesús el Mesías.

            Sabemos, hermanos amados por Dios, que él os ha elegido, porque la buena noticia que anunciamos no se quedó para vosotros en palabras, resultó además una fuerza exuberante del Espíritu Santo; tal fue nuestra actuación entre vosotros, como sabéis, para vuestro bien.

            Por vuestra parte seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor: a pesar de tantas dificultades, acogisteis el mensaje con la alegría del Espíritu Santo, convirtiéndoos en modelo para todos los creyentes de Macedonia y Grecia. Porque desde vuestra comunidad ha resonado el mensaje del Señor, y no solamente en Macedonia y Grecia; en todas partes vuestra fe en Dios ha corrido de boca en boca, de modo que nosotros no necesitamos hablar para nada; ellos mismos, hablando de nosotros, cuentan qué acogida nos hicisteis, como abandonando los ídolos os convertisteis a Dios para servir al Dios vivo y verdadero y aguardar la vuelta desde el cielo de su Hijo, al que resucitó de la muerte, de Jesús, el que nos libra del castigo que viene”.

 

Monitor.- Roguemos, hermanos a Jesucristo, que nos salvó de nuestros pecados y con humildad digamos:  

                        HAZNOS, SEÑOR, APÓSTOLES DE TU EVANGELIO

 

Te pedimos, Señor, por cuantos proclaman tu evangelio en cualquier rincón del mundo, especialmente por los que en tierra de misión sufren llevando tu palabra.

HAZNOS, SEÑOR, APÓSTOLES DE TU EVANGELIO

 

Te damos gracias, Señor, por que como a Pablo, nos llamas continuamente y quieres de nosotros hacernos discípulos tuyos.

HAZNOS, SEÑOR, APÓSTOLES DE TU EVANGELIO

 

Te pedimos perdón, Señor, porque a pesar de estar continuamente llamándonos no nos apeamos de la montura de nuestros orgullos y comodidades.

HAZNOS, SEÑOR, APÓSTOLES DE TU EVANGELIO

 

(A continuación se reza espontánea y voluntariamente)

 

Monitor.- Digamos, para terminar este momento, la oración que Cristo nos enseñó

 

PADRE NUESTRO

 

 

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