Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Campamento Jóvenes 2002

 

DÍA 4 DE AGOSTO                  TEMA: EL PROGRESISMO COMO FE

 

LUGAR: Marcha de Posada a Caín. Comida en Caín. Acampada en una zona Recreativa o parcela.

 

7:30h Levantarse
 
8:00h Oración
 
8:30h Desayuno

 

9:00h Desmontar campamento

 

10:00h Marcha  Posada- Mirador del Tombo- Sesanes- Santiján- caín

    

Dificultad

Media

Desnivel

460m (descendente)

Duración

2h y 30´

Longitud

9 Km

 

 
12:30h llegada a Caín
     Montar campamento
     Baño en Río

 

14:30h Comida

 

15:30h Tiempo libre

 

16:30h Reunión
 

EL PROGRESISMO COMO FE

 

La idea de Progreso fue alimentada por los avances de la ciencia y por las ansias de emancipación. Consiste en afirmar que la humanidad partió de una situación inicial de barbarie, ha ido mejorando sin cesar desde entonces y seguirá mejorando necesariamente en el futuro. Así pues, no entraña sólo una valoración del pasado, sino también una profecía sobre el futuro.

 

HISTORIA DE LA NOCIÓN DE PROGRESO.

La noción de progreso, que tan familiar nos resulta, tiene un origen relativamente reciente; desde luego, no anterior al siglo XVII. Hasta ese momento era frecuente interpretar la historia más bien en clave de decadencia, a partir de una situación inicial de plenitud.

 

En muchas culturas se encuentra el mito de las diversas edades de la humanidad, representadas por metales sucesivamente empobrecidos, desde el oro hasta el hierro.

 

Puede parecer extraño que la cultura greco-latina, tan fértil en sus especulaciones acerca de la vida humana, ni siquiera llegara a sospechar las posibilidades de progreso de la humanidad, pero es fácil comprender por qué. En primer lugar, el fragmento de la historia que les era conocido no se extendía demasiado hacia el pasado, y en aquel tiempo no se habían registrado descubrimientos especialmente llamativos.

Además, daban por buena la vieja leyenda de una <<edad de oro>> en los albores de la humanidad, desde la que el hombre había caído, aunque la combinaban con la creencia del eterno retorno, que permitía regenerar periódicamente la naturaleza. No hacía falta decir que dentro de este esquema mental no cabe ninguna posibilidad de superación. La historia es una obra de teatro que se representa una y otra vez, sin que, por tanto, pueda emerger nada nuevo bajo el cielo de los dioses griegos y romanos.

 

El judaísmo, primero, y el cristianismo, después, con su concepción lineal del tiempo, sentaron las bases para que pudiera desarrollarse la noción de progreso. La historia ya no está condenada a repetirse infinitas veces, sino que se recorre una sola vez, teniendo un momento inicial (creación) y un momento final (parusía).

 

Ya en la Edad Medía se acuñó una frase que expresa ingeniosamente la posibilidad que tiene cada generación de superar a las anteriores: “Somos enanos que apoyamos nuestros pies sobre los hombros de los gigantes que nos precedieron”. Naturalmente, el que está de pie sobre los hombros de un gigante puede ver más lejos y conocer más que sus predecesores, por ilustres que éstos fueran.

 

En el siglo XVII, un italiano, Alejandro Tazón, suscitó en sus Deci Libri de Pensieri Diversi (Carpi, 1620) la polémica sobre los méritos relativos de los antiguos y de los modernos, que habría de prolongarse a lo largo de casi cien años, sobre todo en Francia e Inglaterra.

 

Saint-Sorlin y Perrault compararon a la humanidad con el individuo, que pasa de la infancia a la juventud, y de ésta a la madurez. Fontenelle señaló la necesidad de corregir la metáfora, aclarando que la humanidad, a diferencia de los individuos, no tendrá vejez, no degenerará nunca.

 

La polémica concluyó con una victoria absoluta de los modernos sobre los antiguos. << Valemos infinitamente más que nuestros antepasados. Hay mejores costumbres que antaño, más cortesía, más luces, más humanidad >>.

 

Ya no faltará más que proyectar hacia el porvenir el progreso comprobado en el pasado; y, de esta forma, la mítica Edad de Oro fue desplazada hacia delante, hacia el futuro. Prácticamente sin excepción, las reflexiones sobre filosofía de la historia que aparecieron desde finales del siglo XVIII están marcadas por la seguridad del progreso.

 

También para Marx era evidente la existencia de un progreso inexorable, irreversible y gradual de la humanidad hacia la edad de oro. La humanidad ha ido pasando por sucesivas etapas: el modo de producción asiático, la sociedad esclavista, la sociedad feudal y la sociedad capitalista; cada una más perfecta que la anterior. Pero es inevitable que el capitalismo caiga víctima de las fuerzas que el mismo engendró, dando así paso a las últimas fases del progreso: la sociedad socialista y, por fin, la sociedad comunista.

 

UN PROGRESO A PRUEBA DE MALOS.

 

Así pues, la idea de Progreso no se contenta con afirmar que la humanidad ha avanzado gradualmente durante el pasado, sino que sostiene también que seguirá avanzando indefinidamente en el futuro, y además de forma necesaria.

 

Naturalmente, a cualquiera se le ocurre objetar que, siendo los hombres libres para elegir el bien o el mal, podría ocurrir que el futuro no nos daparara un paraíso, sino un infierno. Sin embargo, esa objeción no amedrentó en absoluto a los animosos hombres de la modernidad, que justificaron con ingeniosos argumentos que se trataba de un progreso a prueba de malos. La paradoja de que una suma de infinitos egoísmos conduzca hacia el bien común fue expresada por primera vez por primera vez en 1714, en la célebre y denigrada obra de Mandeville “La fábula de las abejas”:

 

Había una colmena que se parecía a una sociedad humana bien ordenada. No faltaban en ella ni los bribones, ni los malos médicos, ni los malos sacerdotes, ni los malos soldados, ni los malos ministros. Por descontado, tenía una mala reina. Todos los días se cometían fraudes en esta colmena; y la justicia, llamada a reprimir la corrupción, era ella misma corruptible. En suma, cada profesión y cada estamento estaban llenos de vicios. Pero la nación no era por ello menos próspera y fuerte. En efecto, los vicios de los particulares contribuían a la felicidad pública; y, de rechazo, la felicidad pública causaba el bienestar de los particulares.

Pero se produjo un cambio en el espíritu de las abejas, que tuvieron la singular idea de no querer ya nada más que honradez y virtud. El amor exclusivo al bien se apoderó de los corazones, de donde se siguió muy pronto la ruina de toda la colmena. Como se eliminaron los excesos, desaparecieron las enfermedades y no se necesitaron más médicos. Como se acabaron las disputas, no hubo más procesos y, de esta forma, no se necesitaron ya abogados ni jueces. Las abejas, que se volvieron económicas y moderadas, no gastaron ya nada: no más lujos, no más arte, no más comercio. La desolación, en definitiva, fue general. La conclusión parece inequívoca: “Dejad, pues, de quejaros: sólo los tontos se esfuerzan por hacer de un gran panal un panal honrado. Fraude, lujo y orgullo deben vivir, si queremos gozar de sus dulces beneficios”.

 

Otros dirían después que <<la astucia de la razón>> (Hegel), <<la intención de la naturaleza>> (Kant) o <<una mano invisible>> (Adam Smith) consiguen que los hombres egoístas acaben promoviendo fines altruistas sin querer.

 

LA MÍSTICA DEL PROGRESO.

 

Escribe John Bury que <<entre 1870 y 1880 la idea de Progreso se convirtió en un artículo de fe para la humanidad>>. En efecto, la doctrina del progreso irreversible e ilimitado constituye una profesión de fe, una creencia, pues es imposible fundamentarla a partir de las ciencias positivas. De hecho, muy pronto los teóricos del progreso contrapusieron la fe y la esperanza en el progreso a las creencias y esperanzas religiosas.

¿Qué tiene de sorprendente que, a finales del siglo XVII, la poesía se ponga a celebrar el microscopio, la máquina neumática y el barómetro, a describir la circulación de la sangre o la refracción?

Quien observa atentamente el lenguaje de los hombres modernos descubre que lo que esperaban del progreso era <<salvación>> en el sentido fuerte de la palabra. Víctor Hugo, por ejemplo, anuncia la llegada del siglo XX con un lenguaje que recuerda el de los profetas que hablaban de los tiempos mesiánicos:

 

<<Prometeo, encadenado en el Cáucaso, lanza un grito de asombro al ver a Franklin robar un rayo al cielo. El hombre puede decir sin mentira: “Reconquisto el Edén y termino la torre de Babel. Nada existe sin mí, la naturaleza no hace más que bosquejar, y yo termino la obra. ¡Tierra, yo soy tu rey!>>.

 

Similares esperanzas se pusieron en las revoluciones sociales. Repasando las canciones proletarias, como, por ejemplo, La Internacional, La Joven Guardia o La Varsoviana, es fácil encontrar una constante: negras tormentas y oscuras nubes impidieron hasta hoy ver la verdad y la luz, pero al fin se ha hecho la claridad, y la revolución marcha arrolladora. Aunque les espere el dolor, la muerte y el destierro, se levantarán los parias de la tierra y se invertirán los fundamentos de la ordenación del mundo, de modo que los que hoy no son nada serán en el futuro todo.

Y Trotski habla de la futura sociedad comunista con un lenguaje que, de nuevo, parece calcado del que utilizaban los profetas de Israel para referirse a los tiempos mesiánicos:

 

<< El hombre se hará incomparablemente más fuerte, más sabio y más complejo. Su cuerpo será más armonioso, sus movimientos más rítmicos, su voz más melodiosa. Las formas de su existencia adquirirán una calidad dinámicamente dramática. El hombre normal se elevará a las alturas de Aristóteles, un Goethe o un Marx. Y por encima de estas alturas se levantarán nuevas cúspides>>.

 

EL COMPLEJO DE DIOS.

 

Así pues, el hombre moderno esperaba mucho de sí. <<Deus in terris>> se llama a sí mismo en la obra de Marsilio Ficino; <<petit Dieu>>, en la de Leibniz. Tanto espera en su propio poder que acabará esperando demasiado. <<Somos Dios>> proclama Novalis. Horst Eberhard Richter ha analizado psicológicamente la aspiración del hombre moderno a ser como Dios por su propio esfuerzo, en un libro titulado <<El complejo de Dios. Nacimiento y crisis de la fe en la omnipotencia del hombre>>.

En realidad, ni siquiera hace falta una rebelión consciente, a lo Prometeo. Es tal el poder que los hombres modernos tienen en sus manos que, aun sin quererlo, van adquiriendo psicología de diosecillos. Veámoslo a partir de un ejemplo muy gráfico que propone el Dr. Augenstein en un libro al que ha dado el expresivo título de “Vamos, juguemos a Dios”:

 

Un matrimonio tuvo una hija preciosa que vivió feliz hasta los ocho años, pero a esa edad empezó a tener problemas con la vista. El médico les dio el trágico diagnóstico de que la niña sufría de idiotez amaurótica. Esto significaba que la capa de mielina que rodea el nervio óptico había empezado a desarrollar depósitos grasos anormales, de modo que el nervio óptico ya no podía funcionar adecuadamente. Pronto la degeneración se extendió al sistema nervioso central, con el resultado de que la niña empezó a tener accesos y convulsiones y, por fin, murió después de ocho meses de terrible agonía.

A pesar de que el matrimonio tomó fuertes medidas anticonceptivas para evitar tener más hijos, cuatro años más tarde ella quedó embarazada de nuevo. Inmediatamente indagaron que posibilidades existían de que ese segundo hijo padeciera la misma enfermedad. La respuesta fue: << ¡25 por ciento!>>. No había duda: la idiotez amaurótica es un rasgo recesivo que aparece solamente cuando se juntan dos genes defectuosos. Cada uno de los padres tenía un gen bueno y un gen defectuoso, de modo que, al tratarse de un rasgo recesivo, no se había manifestado en ellos la enfermedad. Pero, puesto que ambos tenían un gen defectuoso, había una probabilidad contra tres de que el gen defectuoso del padre se combinara con el gen defectuoso de la madre y se repitiera la trágica historia que vivieron cuatro años atrás.

Cuando el Dr. Augenstein, dadas sus convicciones religiosas, les desaconsejó el aborto, la madre respondió: <<Pero ¿no se da usted cuenta de que no podremos dormir tranquilos una sola noche hasta que nuestro hijo tenga al menos quince años y haya superado el punto de peligro?>>. Y el médico comenta: <<Ella tenía razón, ¡quince años son demasiado años de insomnio! Además, como la madre era una mujer muy sensible, podría fácilmente enloquecer si este hijo también empezaba a mostrar los signos de la idiotez amaurótica. En realidad, muy pocas personas podrían soportar semejante ordalía dos veces en una vida>>.

Pero, ¿acaso no es <<jugar a Dios>> decidir si ese niño debe vivir o no? ¿Y no jugamos a Dios cuando decidimos cual de los enfermos que estaban en lista de espera recibirá el corazón que acaban de donar, o quiénes usarán los tres aparatos de diálisis disponibles? ¿Y cuando trasvasamos el agua de un río a otro y beneficiamos a unas poblaciones, pero también perjudicamos a otras? ¿Y cada vez que echamos un pesticida en el jardín, y la plaga desaparece, pero también los gorriones?

Naturalmente, la tentación más característica del hombre que << juega a Dios>> es prescindir de Dios. Recordemos la segundo estrofa de La Internacional: <<No hay Dios, ni César, ni Tribuno, no hay ningún salvador supremo…Proletarios, decretemos la salvación común…>>

Por otra parte, el hombre moderno, con su psicología de diosecillo, está radicalmente incapacitado para aceptar los límites humanos. En donde esto se ve más claramente es en su actitud ante la muerte. Evidentemente, el descubrimiento por el hombre de que su fin está cerca ha sido siempre un momento desagradable; pero, mientras los hombres medievales aprendían a superarlo y asumían serenamente la muerte, los hombres modernos han hecho de ella un tema tabú que no son capaces siquiera de mencionar.

 

EL CRISTIANO ANTE EL PROGRESO.

 

En realidad, la fe en el progreso ha funcionado durante la modernidad como un nuevo <<opio del pueblo>>. Con ella se ofrecía una legitimación del orden existente: las <<disfuncionalidades (no las contradicciones y miserias) que ahora existen no deben preocupar a nadie: serán superadas al ritmo del progreso científico y social. Hyppolite Taine, en Les Origines de la France Contemporaine, comenta irónicamente: <<los salones habían decretado que todo marcharía bien: de ese modo no tenía más remedio que marchar todo bien>>.

Pues bien, la teología cristiana nunca ha estado tan ciega como para pensar que la humanidad está sometida a un progreso ilimitado. En nuestro siglo, Auschwitz, Hiroshima y Nagasaki han sido escenario de tragedias como nunca antes habían existido. Naturalmente, tampoco pensamos que todo vaya de mal en peor. Lo que percibe cualquier observador desapasionado es un crecimiento simultáneo del bien y del mal, tal como predijo la parábola del trigo y la cizaña (Mt 13,24-30). En el fondo, es lógico. Cuanto más poder tenga el hombre en sus manos, mayor capacidad tendrá para hacer tanto el mal como el bien. << A la luz del Apocalipsis –dice Berdiaev- la metafísica de la historia descubre el doble aspecto del futuro: el crecimiento de las fuerzas positivas cristianas, que será coronado por la segunda venida de Cristo, y el crecimiento de las fuerzas negativas anticristianas, que culminará en la venida del Anticristo>>. El bien y el mal crecerán juntos hasta que el juicio final los separe.

El Cristiano, por tanto, debe hacerse portavoz de las víctimas del progreso y proclamar en los alegres salones a los que aludía Taine que no todo marcha bien.

Por otra parte, como es obvio, el cristiano no podrá aceptar nunca que el progreso suponga la desaparición de Dios. Y esto, no tanto por defender a Dios como por defender al hombre. Como escribió el P. de Lubac, << no es verdad que el hombre, aunque aparezca decirlo algunas veces, no pueda organizar la tierra sin Dios. Lo cierto es que sin Dios no puede, a fin de cuentas, más que organizarla contra el hombre. El humanismo exclusivo es un humanismo inhumano>>.

El Dios que retrocede con el progreso de la humanidad es el << Dios tapagujeros >>, al que los hombres primitivos recurrían constantemente para solucionar todos aquellos problemas a los que no sabían como hincar el diente. Pero el Dios de la Biblia no está fuera de nosotros (en tal caso podría hacer las cosas en nuestro lugar), sino dentro; actúa a través de nosotros y es el que permite que el hombre se haga grande. El hombre moderno necesitaría releer continuamente aquellas palabras que dirigió Dios a los israelitas cuando iban a entrar en la tierra prometida:

 

<< Yahvéh tu Dios te conduce a una tierra buena, tierra de torrentes, de fuentes y hontanares. Guárdate de olvidar a Yahvéh tu Dios cuando comas y quedes harto, cuando construyas hermosas casas y vivas en ellas. No digas en tu corazón: “Mi propia fuerza y el poder de mi mano me han creado esta prosperidad”, sino acuérdela de Yahvéh tu Dios, que es el que te da la fuerza para crear la prosperidad>> (Dt 8,7-18).

 

            Cómo creyente nos deberíamos preguntar ¿cuál es el progreso al que aspiramos?, ¿creemos en un progreso que nos lleva a la plenitud del Reino?, ¿Al final qué?, pero realmente ¿qué?... En nuestra vida creer o no, que toda nuestra existencia es un peregrinar que se dirige a la vida eterna y por lo tanto que el hoy es pasajero y todo es “relativo” ¿se traduce en algo?, ¿en qué?

 

     Busca un hecho de vida concreto del que poder analizar vitalmente lo que

intelectualmente tampoco tenemos muy claro.

 

19:00h Preparar marcha a los lagos

     Ropa y comida para dos días.

 

20:00h Eucaristía Dominical.

 

21:00h Cena.

 

22:30h Actividad de la noche

 

Con esta actividad se quiere conseguir  un momento de relajación después de un día duro y pesado. Para ello hemos propuesto varias actividades.

 

EL TELEFONO

 

Resumen: Los participantes practican 2 versiones distintas del juego del teléfono.

Duración: 10 minutos.

¿Qué hay que hacer?

Divide a los participantes en 2 grupos, pidiendo a los miembros del primero que difundan un rumor que exalte los ánimos susurrándoselo al oído de uno a otro. Simultáneamente, pide a los integrantes del segundo grupo que difundan el mismo rumor, mientras se concentran en su respiración o si lo prefieres, mientras realizan cualquier otro ejercicio de relajación. Compara el rumor final en cada grupo.

Temas de debate :1. ¿Cuáles son las similitudes del juego del teléfono a la comunicación real que se establece en el entorno organizativo?

2. ¿Hasta qué punto el estrés puede deteriorar la comunicación? ¿Hasta qué punto una mala comunicación puede provocar estrés?

¡Truco! ¡Asegúrate de que los rumores originales sean complejos y picantes! Se distorsionan con más facilidad que los simples y aburridos.

 

HAZME REÍR

Resumen: Los participantes trabajan por equipos para explorar las distintas formas en las que se puede utilizar el humor para mejorar las situaciones desagradables.

Duración: 20-30 minutos.

¿Qué hay que hacer?:Recuérdales que el humor se puede emplear para reinterpretar lo que está sucediendo o para distender una situación de tensión. Ahora divide el grupo en equipos. Pide a cada grupo: a) que escriba 3 situaciones estresantes de su entera elección (por ejemplo, un conflicto interpersonal, algunos problemas con el jefe, el fracaso de un proyecto o una fecha límite apremiante) y b) que explore las formas en las que se podría usar el humor para mejorar la situación. Pide a un representante de algunos o todos los grupos que informe al resto de los participantes del trabajo realizado en su equipo. Luego haz un debate sobre los resultados.

Temas de debate

1.- ¿Has conseguido salir de alguna situación conflictiva gracias al humor? ¿Qué ocurrió?

2.- ¿En qué podría resultar beneficioso el humor en una situación tensa? ¿Y perjudicial?

Alternativa: Si lo prefieres puedes sugerir a cada equipo que elija una escena de juego de rol. En tal caso, algunos equipos podrían representarla para el resto del grupo.

Si dispones de poco tiempo

     Dales dos o tres ejemplos de situaciones estresantes y pídeles que hagan sugerencias a cerca del uso del humor para mejorarlas.

 

UN DÍA PERFECTO

Resumen: Los participantes visualizan un día perfecto sin estrés desde la mañana hasta la noche.

Duración: 5 o 10 minutos.

¿Qué hay que hacer?

     Pide a los participantes que adopten una posición relajada, que cierren los ojos y respiren con suavidad. Diles que vas a hablarles de un día perfecto y sin estrés y que luego utilizarán algunos elementos de su fantasía, para mejorar su vida real.

Texto:

     Estáis en la cama, extremadamente relajados y empezáis a despertaros.  Es la mañana de un día perfecto, sin estrés. Un día en el que os invadirá una sensación de paz y satisfacción desde la mañana hasta la noche.

     Lentamente, en vuestra imaginación, abrís los ojos… Ahora mirar a vuestro alrededor… ¿Qué aspecto tiene el dormitorio? ¿Hay alguien con vosotros? Poco a poco, sin esfuerzo, os levantáis de la cama, os laváis e iniciáis la rutina matinal en este día perfecto y sin estrés. ¿Adonde habéis ido? ¿Estáis en el trabajo?, ¿Estáis en casa? ¿Hay gente a vuestro alrededor? ¡Mirad a vuestro alrededor muy lentamente!…  Os sentís a gusto, en paz… ¿Dónde estáis y que hacéis?

     Es la hora del almuerzo de este día perfecto y sin estrés. Mirad a vuestro alrededor, muy lentamente… ¿Dónde coméis y con quién?. Ahora es la tarde y aún os sentís tranquilos y relajados, como si todo estuviera bien en el mundo. ¿Dónde estáis? ¿Qué hacéis? ¿Quién está a vuestro lado, si es que hay alguien? Ha llegado la hora de la cena. ¿Qué coméis? ¿estáis solos, o con otras personas?

     Es la noche de este día perfecto, sereno y sin estrés… ¿Qué hacéis a esta hora? ¿Qué hay a vuestro alrededor? ¿Quién hay a vuestro alrededor?

     Por último, es la hora de acostarse. Os sentís satisfechos y en paz… Estáis en la cama, con los ojos cerrados, y percibís una sensación cálida, pesada y sosegada… Gradualmente conciliáis el sueño, mientras reflexionáis sobre lo que habéis visto y experimentado durante este día perfecto y sin estrés…

     Pide a los participantes que abran los ojos, invita a algunos voluntarios a que cuenten cómo ha sido su día perfecto y abre un breve debate sobre la mayor o menor viabilidad de que los días se parezcan al día perfecto.       

Temas de debate

1.- ¿A qué distancia se haya tu día de fantasía de tu día real?

2.- ¿Qué elementos de tu día de fantasía se podrían trasladar a tu día real?

3.- ¿Te ha enseñado algo de ti mismo la fantasía del “día perfecto” o ha proporcionado algo nuevo a tu vida?

Toque personal

Graba el texto en un casete, a ser posible con música de fondo relajante, y ponlo en marcha para visualizar el tipo de día que realmente desearías poder vivir.

 

¡ARRÉALE AL COJÍN!

Resumen

     Los participantes golpean cojines, estrujan globos llenos de harina, arrojan pelotas de espuma, etc., mientras se imaginan liberando sus sentimientos hostiles y negativos.

Duración: 10 minutos.

¿Qué hace falta?

     Diversos objetos que se puedan golpear, arrojar, estirar o estrujar sin peligro. Los sacos son ideales.

¿Qué hay que hacer?

     Explica a los participantes que una forma de conseguir que el cuerpo recupere un estado relajado consiste en hacer algunos ejercicios de relajación, pero que otra consiste en combatir la hostilidad mediante una fórmula no destructiva.

     Sugiéreles que golpeen, estiren, estrujen y arrojen objetos. También pueden hacer sonidos a modo de efectos especiales, tales como “¡bum!”, “¡zas!” etc. Será mucho más divertido.

     La finalidad de este ejercicio consiste en que adquieran una cierta experiencia con materiales que se pueden utilizar para expresar los sentimientos negativos de una forma no destructiva. Para la mayoría de los asistentes, esta será la primera vez que hacen algo así desde la niñez.

     Pide algunos participantes que describan los escapes físicos que suelen utilizar para aliviar el estrés. Luego discutir que actividades podrían realizar con regularidad que nos ayudarán a combatirlo.

Temas de debate

1.- ¿Por qué es innecesario imaginar una víctima cuando se golpea un cojín?

2.- ¿De qué parte del cuerpo reduces la tensión cuando golpeas un cojín?

3.- ¿Cómo podrías usar esta actividad atlética con regularidad para recanalizar los sentimientos negativos?

¡Truco!

Mientras los participantes “juegan”, recuérdales que no hace falta que imaginen una víctima para que el ejercicio resulte eficaz, sino que se trata simplemente de liberar la tensión del cuerpo y esto lo pueden hacer sin imaginar que están aporreando a su jefe.

 

00:00h Oración

 

01:00 Silencio

 (mañana nos vamos a morir de cansancio así que a dormir)

 

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