Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Área de Adultos: Acción Católica

 

III. LA ACCIÓN CATÓLICA GENERAL, CAUCE PARA LA PASTORAL GENERAL        

 

1. Impulsar en las parroquias un laicado maduro, evangelizador, misionero y militante         

 

2. Contribuir a la edificación de la parroquia como verdadera comunidad cristiana               

 

3. Evangelización misionera en los ámbitos de la vida social                                                   

      4. Hacer de la parroquia lugar de acogida, hogar cálido y fuente refrescante

 

III.- LA ACCIÓN CATÓLICA GENERAL,

CAUCE PARA LA PASTORAL GENERAL

 

 

"AC, sigue construyendo en el seno del Pueblo de Dios vínculos de comunión y diálogo: en los Consejos Pastorales, en las relaciones con los sacerdotes y con los demás grupos y movimientos: Tanto más apreciado resultará vuestro servicio cuanto en mayor medida reveléis de forma apacible y serena el rostro maduro de un laicado abierto y propositivo." [[1]]

 

La ACG, lo hemos dicho ya en la introducción, ha recibido de los Obispos el encargo de dar respuesta a la pastoral general de la Iglesia. Está llamada a ofrecer un camino evangelizador que incluya a niños, jóvenes y adultos en su vida cristiana. Su campo es la parroquia. Su objetivo es el paso de la pastoral de cristiandad a la pastoral de misión. Todo ello creando y animando un laicado adulto y activamente evangelizador que desarrolle la dimensión social y política de la fe e impulse la presencia de los laicos en la vida pública. [[2]]

 

Son cuatro los objetivos que en ACG nos proponemos como respuesta a la pastoral general de la Iglesia para nuestra actuación en la parroquia:

 

1.         IMPULSAR EN LAS PARROQUIAS UN LAICADO MADURO Y CONSCIENTE, EVANGELIZADOR, MISIONERO Y MILITANTE

 

Aunque todavía son muchas las personas que reciben o participan de algún sacramento, la mayor parte de nuestra sociedad está dominada por la increencia o la indiferencia religiosa. Por eso, hoy más que nunca, es necesario "el paso de una pastoral de cristiandad a una pastoral misionera, pastoral orientada a hacer presente en la sociedad la fuerza salvadora y humanizadora de Jesucristo' [[3]].

 

Esta pastoral misionera en las parroquias solamente será posible con el impulso de un laicado adulto, evangelizador y militante. En este impulso tiene un papel importante la Acción Católica General, que será cauce "para que los laicos vinculados a la vida parroquial se formen como militantes cristianos capaces de evangelizar a los diferentes ambientes, siendo, al mismo tiempo, constructores de la propia comunidad parroquial en una línea evangelizadora y misionera" [[4]]."La educación de militantes cristianos es fundamental para la tarea evangelizadora de la Iglesia, a cuyo servicio está la Acción Católica. Formación de hombres y mujeres cristianos para impregnar todas las realidades del Espíritu del Evangelio." [[5]]

 

La ACC debe potenciar la formación de los laicos en la parroquia. Una formación integral que logre la personalización de la fe y ayude a vivirla en unidad; que impulse, motive y renueve la máxima coherencia entre la fe y la vida. Ésta conducirá a la preparación de un laicado adulto y militante.

 

Para ello, habrá que educar en el seguimiento de Jesús, que únicamente será posible desde la experiencia gozosa del encuentro con Él. Esta experiencia posibilitará, con el impulso del Espíritu Santo, el encuentro con el Padre en Jesucristo, el encuentro con la Iglesia, el descubrimiento de los pobres y oprimidos, la conversión al evangelio y el encuentro con la historia como lugar de la presencia de Dios. Habrá que cultivar la espiritualidad cristiana como experiencia unitaria, para que haya testigos creyentes de Jesucristo presente en nuestro mundo concreto.

Cuando decimos laicado maduro nos estamos refiriendo a formar a un creyente con un cierto grado de madurez humana y cristiana, para el que la fe cristiana sea una realidad vivida, porque se evangeliza a partir del testimonio y se testimonia a partir de lo que se vive. Esta fe se vive en un mundo concreto. Por eso hablamos de un laicado consciente, que esté atento a la realidad que le envuelve, en el pueblo o barrio concreto donde está situada la parroquia, que se sienta afectado por esta realidad y descubra la presencia de Dios y desde ahí evangelice, es decir, que sea capaz de realizar una lectura creyente de la realidad.

 

La Guía Marco de Formación de Laicos de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS) señala las características del militante cristiano evangelizador y misionero que debe promover la formación:

* "El creyente que ha alcanzado a vivir la experiencia profunda de la paternidad de Dios.

* Que anuncia a Jesucristo como salvación de las personas y del mundo y en él descubre la historia de la liberación humana y la historia de la salvación como una única historia.

* Por eso, es persona de memoria y esperanza en la promesa de unos cielos y una tierra nuevos, cuyo cumplimiento, anhela, anuncia y anticipa.

* Empeñándose en la tarea de transformar la sociedad, según el Espíritu del Evangelio, y de liberar a los oprimidos. Pero no menos comprometido en su conversión personal y en la edificación de la Iglesia.

* Y llega a ser un contemplativo, testigo de la acción del Espíritu en la historia, y un comprometido con esa acción y esa historia, a través de su participación en la vida social" [[6]]

 

Se es militante cristiano todo el día, todos los días, toda la vida, por lo que hay que potenciar una serie de actitudes:

* Autosuperación personal desde la conversión personal a Jesucristo.

* La voluntad de vivir siempre en comunión con los pobres.

* El deseo de aprender a captar las llamadas del Señor desde la oración.

* La voluntad de aprender a conocer y amar evangélicamente a los demás.

* Conocer el Evangelio y actualizarlo y proclamarlo desde la vida y el compromiso.

* La necesidad de la vida comunitaria como camino para vivir todo lo anterior.

 

La Acción Católica General, que potencia este tipo de laicado que acabamos de describir, deberá ofertar permanentemente:

* Personas concretas que pudieran acompañar procesos de formación integral militante en las parroquias en que esté presente. Con la aportación de estas personas se pretende que cada vez sean más los cristianos de las parroquias que vivan con mayor conciencia, coherencia y decisión la fe. Y la vivan como verdaderos militantes cristianos, comprometidos en evangelizar en la parroquia y en los ambientes que la envuelven.

* Procesos de iniciación a los Movimientos de Acción Católica General, como medio que potencia este tipo de laicado.

* Formación socio-política, para ayudar a los laicos a tomar conciencia de la realidad que les envuelve, cómo situarse ante ella y a vivir su compromiso social. Dando a conocer la gran riqueza de la Doctrina Social de la Iglesia. Bien ofreciéndola directamente o bien siguiendo otros medios o espacios que en las parroquias o en la diócesis existan.

* Acompañamiento a los laicos de la parroquia en su presencia social, creando espacios donde compartir dificultades, logros e inquietudes.

 

Los destinatarios de la formación y el acompañamiento son todos los cristianos, vinculados de hecho a la Iglesia, en cualquier nivel de comprensión y vivencia de la fe en la que se encuentren:

* Laicos militantes: Cristianos comprometidos en la evangelización del mundo y en la transformación de la realidad desde el espíritu de las Bienaventuranzas, que tratan de conseguir la unidad entre la fe y la vida.

* Laicos que se dan cuenta de que su manera de vivir el cristianismo no es totalmente satisfactoria y están dispuestos a crecer en su trayectoria cristiana.

* Laicos en proceso de iniciación y clarificación de su ser cristiano. Perciben, aunque sea vagamente, que les compete alguna responsabilidad en la misión de la Iglesia.

 

2.         "CONTRIBUIR A LA EDIFICACIÓN DE LA PARROQUIA COMO VERDADERA COMUNIDAD CRISTIANA QUE ESCUCHA Y PROCLAMA LA PALABRA, CELEBRA LOS SACRAMENTOS Y EN PARTICULAR LA EUCARISTÍA, Y ESTÁ COMPROMETIDA EN LA HUMANIZACIÓN DE LA SOCIEDAD ANIMANDO LA PARTICIPACIÓN Y CORRESPONSABILIDAD DE SUS MIEMBROS EN LOS DIVERSOS ÓRGANOS DE LA PARROQUIA - ESPECIALMENTE EN EL CONSEJO PASTORAL- Y LA APERTURA DE TODA LA COMUNIDAD A LOS PROBLEMAS DE SU ENTORNO".

 

a) Contribuir a la edificación de la parroquia como verdadera comunidad cristiana que escucha y proclama la Palabra.

 

Si la ACG está llamada a articular el laicado de la diócesis y su lugar propio es ser el laico de la diócesis y, por consiguiente, de la parroquia, tendrá que contribuir a la edificación de una parroquia comunidad. Por tanto participará de una forma abierta, dinámica y corresponsable, para que en la parroquia existan grupos de laicos que colaboren ordinariamente y de una manera estable, para que la Palabra pueda ser escuchada y proclamada a toda la comunidad. Esto significa que algunos militantes tendrán que asumir tareas "intraeclesiales", sin que esto quiera decir que abdican de su presencia militante en la sociedad y en el mundo.

 

Esto podrá hacerse:

* Fomentando, animando o creando allí donde no existan, grupos de reflexión de la Palabra de Dios, en los que se profundice en el estudio y conocimiento de la Biblia, para que ésta llegue al mayor número posible de personas (niños, jóvenes y adultos). Preocupándose de que el trabajo de profundización y reflexión de los grupos sea asequible para todos de una forma sencilla y vivencial, aportando la metodología propia de la AC, facilita que pueda llegar a todos los cristianos que forman la parroquia, sobre todo a los más humildes y sencillos (los pobres), y a los que tienen menos posibilidades de formación.

* Impulsando la creación de grupos de oración en los que se pueda profundizar en la oración de la Iglesia, especialmente en la oración con los salmos y con la práctica de la “lectio divina”.

* Creando, animando o fomentando grupos de lectores. Formando a personas que sean capaces de proclamar la Palabra de Dios, con dignidad y sentido, en las celebraciones litúrgicas de la comunidad, sobre todo en la Eucaristía.

 

b) Celebración de los Sacramentos y, en particular, la Eucaristía.

 

Para que la celebración de los Sacramentos y de la Eucaristía sean las raíces vivas y fundamentales de la vida parroquial la ACG deberá implicarse en:

* La creación de un equipo de Liturgia que sea capaz de dinamizar y dar vida a las celebraciones litúrgicas sobre todo la Eucaristía. Animará, si es necesario, el grupo de liturgia para que sea capaz de preparar la celebración de los Sacramentos, pero sobre todo la celebración de la Eucaristía dominical para que sea expresión viva de la vida de la comunidad y se convierta en el centro y culmen [[7]] de la vida cristiana. Tendrá que cuidar de una forma especial que en este equipo participen todos los grupos de personas que conforman y hacen posible la vida parroquial (niños, jóvenes, adultos, enfermos, pobres ... ).

* Cuidando que se dé una catequesis adecuada para la comprensión y vivencia de los Sacramentos, sobre todo a dos niveles:

Primero: En la preparación o catequesis para recibir los Sacramentos de la Iniciación Cristiana dedicando a ello militantes que tengan vocación y preparación catequética, para que animen los procesos de catequesis y los equipos de catequistas. Es necesario que se fomente la implicación de los padres y de toda la comunidad en estos procesos.

Segundo: Cuidando que la celebración de los Sacramentos no sean rutinarias, sino encuentro, acogida y celebración gozosa de la Gracia que Dios nos regala en ellos.

 

c) Comprometida en la humanización de la sociedad.

 

Si la vocación primera de los militantes de la AC es la presencia evangelizadora y el compromiso transformador de los laicos en la vida pública, y el campo propio de su actividad evangelizadora es el mundo de la política, de lo social, de la economía, de la cultura, de las ciencias, de las artes, de la vida internacional, del trabajo profesional, del sufrimiento,... [[8]] la ACG tendrá que ofrecer cauces para que los cristianos de la parroquia descubran la necesidad y la urgencia de su compromiso en el mundo.

 

No sólo será necesario que sus militantes vivan su compromiso en alguno de los campos antes citados, sino que con su testimonio, su dinamismo y su estilo de vida estimulen a otros cristianos para que se comprometan en la transformación del mundo y en la humanización de la sociedad.

 

Para conseguir todo esto será importante que la ACG, en muchos casos, se comprometa en crear, dentro del ámbito parroquial, "escuelas" (grupos, equipos) de animación socio-cultural y de formación socio-política desde la fe, para despertar entre los laicos de la parroquia las inquietudes y la preparación necesarias para afrontar los retos de la evangelización del mundo. Debe ser, por tanto, escuela de formación de los laicos de la parroquia.

 

Para la puesta en marcha de estas propuestas los equipos de la ACG, analizarán con cuidado y diligentemente la realidad y el entorno en el que está inserta su parroquia y pondrán en marcha o crearán las condiciones necesarias para que la parroquia proporcione los medios necesarios para la formación de sus cristianos. Si es preciso se ofrecerán ellos mismos para facilitar esta labor, o se encargarán de formar las personas que puedan hacerlo.

 

d) Animando la participación y corresponsabilidad de sus miembros en los diversos órganos de la parroquia, especialmente en el Consejo Pastoral.

 

Uno de los órganos fundamentales para que una parroquia sea misionera y evangelizadora es el Consejo Pastoral. Para que este Consejo sea una realidad, la ACG tendrá que comprometerse a que dicho órgano se cree allí donde no exista, o a dinamizarlo donde no funcione o sea un mero órgano decorativo. La ACG, se comprometerá a dinamizar y hacer operativo el Consejo de Pastoral para que la parroquia sea capaz de hacerse presente en todos los ámbitos de su territorio, y dinamice la vida de la comunidad.

 

Procurará que el Consejo Pastoral sea capaz de hacer un proyecto de parroquia misionera que abarque toda la vida de la parroquia, y elabore un plan de pastoral que se adecue al plan pastoral diocesano para vivir la comunión con la diócesis. Procurará que en el Consejo Pastoral estén representados todos los que forman la comunidad parroquial (niños, jóvenes y adultos), y todos los grupos que dinamizan, de una u otra forma, la vida parroquial (catequistas, Cáritas, Manos Unidas grupos de liturgia y de cantos, visitadores de enfermos, movimientos eclesiales... ). En el Proyecto de Parroquia misionera no se podrán olvidar los siguientes apartados de acuerdo con lo expuesto anteriormente sobre la parroquia, comunidad misionera:

 

Evangelización:

* Promoción de Movimientos Apostólicos de AC.

* Catequesis de niños, jóvenes y adultos.

* Religiosidad Popular (Cofradías, Romerías, Procesiones, Celebraciones de devociones populares).

* Formación de laicos.

* Pastoral de alejados.

* Trabajo en común con el Arciprestazgo y la Diócesis.

* Pastoral vocacional sin olvidar la dimensión misionera (Sacerdocio y vida consagrada).

 

Celebración de la presencia de Cristo Resucitado:

* Celebración de Sacramentos.

* Equipo de Liturgia.

* Devociones populares particulares de la parroquia o unidad parroquial y el arciprestazgo.

 

Servicio de la Caridad:

* Cáritas parroquial.

* Manos Unidas.

* Presencia social en el barrio, pueblo...

* Otros ...

 

La ACG ofrecerá y aportará al Consejo Pastoral los cauces y medios de análisis de la realidad que le son propios y su propia sensibilidad para que se tengan siempre en cuenta en las acciones evangelizadoras las nuevas realidades de pobreza y marginación: nuevos pobres, inmigrantes, parados, nuevas realidades familiares...

 

Consejo Parroquial de Asuntos Económicos.

En este Consejo, la ACG hará su aportación desde la visión que le es propia en los asuntos del mundo y en la que es competente. Habrá de procurar que en este Consejo no falten nunca los criterios evangélicos y la Doctrina Social de la Iglesia a la hora de distribuir los recursos económicos de que dispone la parroquia, y para que no se olviden los pobres, ni los criterios de comunión con la diócesis, ni la solidaridad con los necesitados de todo el mundo.

 

3.         "DAR RESPUESTA EVANGELIZADORA Y MISIONERA A LAS REALIDADES Y ÁMBITOS DE LA VIDA SOCIAL EN EL TERRITORIO DE LA PARROQUIA Y PROCURAR UNA PRESENCIA MILITANTE EN ELLOS".

 

Por su misma esencia, la ACG ha de ser esa respuesta evangelizadora y misionera que las parroquias necesitan hoy. Atrás quedan los tiempos vividos en una "pastoral de cristiandad'. la evangelización debe llevarse a cabo siempre de acuerdo a las situación religiosa, cultural y sociológica en que cada época se encuentra. Admitimos que son todavía muchos los bautizados; pero en su mayoría, viven distanciados de la fe. Afirmamos que la sociedad se va alejando poco a poco de la fe en el Dios de Jesucristo. Constatamos día a día que, muchas personas en búsqueda, encuentran una solución aparente al sentido de sus vidas en otras "fes" y en otras creencias. Otros ni siquiera se preocupan, y apacientan su existencia bajo el lema del "carpe diem''. Por lo tanto, nuestras parroquias y los militantes de ACG deben procurar ese acercamiento a personas alejadas y a sectores profundamente descristianizados para los que el anuncio de Jesucristo Salvador se puede convertir en el auténtico horizonte para vivir.

 

La sociedad que acabamos de describir en líneas generales, está necesitada de ser evangelizada. Y esa sociedad la podemos enmarcar dentro de un territorio, en un espacio geográfico determinado. Este constituye uno de los aspectos visibles de la realidad en la que la parroquia está inmersa. Por eso decimos que "la comunidad parroquial necesita del territorio como espacio donde realizar la evangelización". Será precisamente en ese espacio, donde los laicos tienen abierta la posibilidad de cultivar y vivir su misión. Recordemos que "su tarea primaria e inmediata no es la instalación y el desarrollo de la comunidad eclesial -ésta es función específica de los pastores- sino poner en práctica todas las posibilidades cristianas evangélicas escondidas, pero a su vez ya presentes y activas en las cosas del mundo. El campo propio de su actividad evangelizadora es el mundo vasto y complejo" [[9]]. Resumiendo, la ACG tiene que ser, a través de sus militantes, el testimonio vivo y presente que recuerde que "el carácter secular es lo propio y peculiar de los laicos" [[10]].

 

No excluimos de nuestro planteamiento el ser y hacer parroquia, sino que pretendemos que ésta sea una auténtica comunidad evangelizadora, dinamizadora y misionera. Por su identidad, "la ACG debe urgir proféticamente a la comunidad parroquial para que salga a evangelizar y no se recluya en la tranquilidad del templo o en la gratificación de los ya convertidos". Esta tarea-vocación-misión, difícilmente se logrará si no nos encaminamos hacia la educación de una verdadera vocación laical y la formación para el compromiso o la presencia cristiana en el mundo.

 

Es necesario alimentar esa dimensión misionera y evangelizadora hacia la misma comunidad parroquial Y aquí descubrimos la complementariedad de la Parroquia y la ACG. Si la Parroquia aporta a los Movimientos el marco celebrativo, la vida comunitaria, lugares y espacios de oración así como de profundización en la fe, los Movimientos contribuirán a la comunidad parroquial con la transmisión de una conciencia apostólica que lleve los problemas de la gente, del pueblo, del barrio a la comunidad parroquial. Y aquí destacamos la importancia de la ACG como "escuela de formación". Porque eso se hará siempre partiendo de un profundo y reflexivo análisis de la realidad y una lectura creyente de la misma; con una metodología característica: la revisión de vida; y una pedagogía propia: la de la acción.

 

Sin embargo, un territorio también queda configurado, sobre todo, por las personas que lo habitan, por los niños, jóvenes y adultos que viven allí, tienen su hogar, estudian, trabajan, juegan, oran y celebran. Allí se pueden encontrar personas en paro, enfermos, discapacitados, cualquier tipo de marginación o exclusión social . Si el fin de la Iglesia no es para sí misma sino para la evangelización, esta misión la asumen las parroquias y, por tanto, la ACG. Así, la ACG promoverá la formación y acompañamiento de laicos en sus responsabilidades evangelizadoras en los ámbitos de la vida social vinculados al territorio parroquial.

 

Del mismo modo, los militantes de la ACG llevarán a las parroquias las realidades donde están comprometidos, posibilitando a la vez, y por medio de su testimonio, el acceso a la fe, el descubrimiento de Jesucristo, camino, verdad y vida, para aquellos que no lo habían descubierto o vivían aletargados. En expresión de los Documentos de la ACE, la ACG "deberá ser auténtico puente, con dirección de ida y vuelta", comprometiéndose extra-muros de la parroquia y llevando a la misma esas realidades del entorno social donde se ejercita cotidianamente el compromiso evangelizador, transformador y militante.

En definitiva, la ACG potenciará una parroquia que cultive la dimensión social y pública de la fe y de todo el mensaje cristiano, impulsando a los militantes a ser testigos del Dios vivo, referencia cristiana para otros, con su talante y estilo de vida. Por lo tanto, en el hogar, en el trabajo, en el centro de estudios, en las asociaciones de todo tipo: culturales, sociales, sindicales, políticas... con la familia, con los amigos... en todo ese vasto y complejo mundo donde queda patente que la persona es un ser relacional, un militante de ACG ha de reflejar el legado de la fe, dejando que el Espíritu sea el impulsor de su ser.

 

Definidos esos ámbitos de la vida social que rodea la parroquia, diríamos que son:

* Colegio o escuela (ambiente de chavales).

* Tiempo libre y de ocio (en el nivel de infancia, juventud y adultos).

* Actividades juveniles.

* Familia, a todos los niveles.

* Educación, en el nivel de infancia, adolescencia y juventud.

* Calidad de vida del barrio.

* Asociaciones de vecinos.

* Animación socio-cultural.

* Tercera edad y ancianos.

* Mundo de la sanidad.

* Cultura popular.

* Mundo de la política.

* Sectores marginados.

* Etc.

 

Esos ámbitos sociales (pastorales y seculares) que pueden ser vehículo de evangelización de las personas que se mueven en el marco territorial de la Parroquia y del barrio, y que necesitan de una transformación para que sean más acordes con los designios de Dios, son el preferente del compromiso evangelizador de un militante de la ACG. Esta, en su conjunto, ha de contribuir para que estos espacios sean cada vez más humanizados y humanizadores, dando atención primordial a su problemática propia y, como no podía ser de otra manera, con esa problemática encarnada en los rostros concretos de los hombres y las mujeres más desfavorecidos del entorno.

 

4.         "HACER DE LA PARROQUIA LUGAR DE ACOGIDA, HOGAR CÁLIDO Y FUENTE REFRESCANTE - COMO LA "FUENTE DE LA ALDEA"- QUE ACOMPAÑE SIEMPRE A LOS LAICOS CUYA VOCACIÓN Y MISIÓN PROMUEVE Y FORMA PERMANENTEMENTE"

 

Lejos de ser simplemente la "oficina" para solicitar algunos servicios, la parroquia se convierte así en un "lugar" para el encuentro cotidiano entre personas que beben de la fuente de la Gracia del Señor; personas de todas las generaciones, aún aquellas que hoy, bajo las imposiciones de una cultura fragmentada, parecen ser más nómadas que peregrinan, pero que de hecho no cesan de buscar el agua de la que sienten necesidad y pueden acoger los signos del Misterio de una comunidad que tiene el deber de comunicarlo.

 

La ACG tendrá que tener una sensibilidad especial para que la parroquia descubra esta dimensión importante y que tantas veces se olvida. Para ello fomentará:

* Que haya permanentemente un "talante, un estilo de acogida" formado por personas sensibles a esta necesidad y capaces de recibir de una forma cariñosa y familiar a todas las personas que se acerquen por la parroquia.

* Que la parroquia sea un auténtico lugar de encuentro para todas las personas, organizaciones, asociaciones... que pueda haber en el territorio de la parroquia, poniendo a su disposición personas, locales y medios, (si los tuviere) para que se fomente el encuentro entre las personas que viven en su entorno.

* Que se organicen momentos y espacios de convivencia donde puedan encontrarse de una manera distendida y cálida las personas y colectivos (Asociaciones de vecinos, culturales, de jóvenes, adultos, niños, tercera edad ... ) que actúen y/o trabajen en el territorio parroquial.

* Que no sea ajena a los acontecimientos, celebraciones, fiestas que se produzcan en su territorio (también en el arciprestazgo) donde se fomente la convivencia y las relaciones humanas.

* Que tengan cabida (siempre que sea posible) todas las manifestaciones culturales que promuevan la cultura, el diálogo, el conocimiento de otras realidades, la profundización en los derechos  humanos, la solidaridad internacional y local,...

* Que se planifiquen momentos o tiempos de formación (charlas, mesas redondas, exposiciones ... ) que ayuden al diálogo le fe-cultura abiertos a todas las personas que viven en el entorno parroquial.

* Jornadas de "Puertas abiertas" donde puedan darse a conocer a todos, las distintas realidades, trabajos, preocupaciones y ocupaciones de la parroquia, a todos los niveles.

 

Esto tendrá que realizarlo la ACG desde el más profundo espíritu evangélico  de servir con humildad a la Parroquia y a la comunidad  en la que está inserta.

 

 

PARA TRABAJAR ESTE CAPÍTULO

 

1. VALORACIÓN DEL CONTENIDO.

2. CÓMO VIVIMOS LO QUE NOS PLANTEA-PROPONE EL DOCUMENTO, EN ESTE CAPÍTULO.

3. POR DÓNDE HEMOS DE AVANZAR.

4. QUÉ PASOS PODEMOS DAR.

 


 


 

[1] Discurso de JP II a la ACI el 26-IV-02.

[2] Cfr. Documentos ACE, pág. 66-67

[3] Congreso Parroquia evangelizadora, documento final nº 17.

[4] La Acción Católica Española. Documentos: "Proyecto de futuro de la Acción Católica Española, hoy", pag 45, párrafo 5º

[5] La Formación en la ACE, pag. 25, párrafo 2º.

[6] Guía-Marco de Formación de Laicos pag. 19.

[7] LG. 11

[8] La ACE, hoy. Documentos. Pag. 67

[9] EN. 70

[10] LG. 31

 

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